El acuerdo ha salido con luz verde, a pesar de las críticas que ha recibido por parte de ONG y activistas, que hoy mismo se manifestaban contra el acuerdo en la sede del Parlamento Europeo. «Las personas y el planeta no somos mercancías» o «Stop CETA» eran alguno de los mensajes que se leían fuera de la Eurocámara, pero también se veían mensajes contrarios dentro, de la mano de algunos eurodiputados muy críticos con el acuerdo. Desde Francia, con elecciones inminentes, también llueven críticas al CETA por parte, por ejemplo, del partido liderado por Marine Le Pen. Sin embargo, a pesar de la fuerte oposición de algunos colectivos, el acuerdo comercial con Canadá se impone en un momento en el que todas las miradas están puestas en Estados Unidos, y la política proteccionista que parece que impulsará su nuevo presidente, Donald Trump. Anualmente, la Unión Europea importa mercancías de Canadá por un valor de 28.300 millones de euros, mientras que las exportaciones alcanzaron 35.200 millones, cifras que podrían aumentar en más de un 20% cuando se aplique el acuerdo totalmente. “Con el CETA, apostamos por la apertura, el crecimiento y elevados estándares, por encima del proteccionismo y el estancamiento económico… Compartimos valores comunes con Canadá, un aliado en el que podemos confiar. Juntos podemos construir puentes, en vez de un muro, para la prosperidad de nuestros ciudadanos”, subrayó el responsable de la tramitación parlamentaria del acuerdo, Artis Pabriks, del Partido Popular Europeo. El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, consideró que al eliminar las barreras arancelarias, reglamentarias y administrativas y abrir los mercados a las adquisiciones públicas, se crearán más oportunidades, fundamentalmente para las pymes, haciéndolas más competitivas. «La economía real en su conjunto, incluidas las inversiones, la manufacturación, los servicios, el comercio electrónico, la agricultura y la pesca, se beneficiará en gran medida del acuerdo», añadió. El CETA eliminará los aranceles sobre los bienes y servicios más vendidos en Europa y Canadá y establecerá, entre otras cosas, el reconocimiento mutuo de las certificaciones para una amplia gama de productos. En este sentido, Canadá abrirá sus mercados federales y municipales de contratación pública, como ya lo están en Europa. De esta forma, los proveedores europeos de servicios, desde el transporte marítimo a las telecomunicaciones e ingeniería, servicios ambientales y de contabilidad, tendrán acceso al mercado canadiense. Como excepción, el CETA no suprimirá los aranceles en los ámbitos de servicios públicos y audiovisuales, transporte, y algunos productos agrícolas como lácteos, avícolas y huevos. Asimismo, la UE garantizará por un lado la protección de más de 140 indicaciones geográficas europeas de alimentos y bebidas que se venden en el mercado canadiense. Y por otro, se tendrá en cuenta el desarrollo sostenible para que se respeten los estándares medioambientales y sociales. Como complemento al CETA, los eurodiputados también dieron su visto bueno al acuerdo estratégico de asociación entre la Unión y Canadá (SPA, en inglés), que mejorará la cooperación en ámbitos como la política exterior y de seguridad, la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado, el desarrollo sostenible, la investigación y la cultura. Este acuerdo estratégico fue aprobado con 506 votos favorables, 142 en contra y 43 abstenciones.
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