Aún así, reconoce que hay que ser muy selectivos y tener muy en cuenta el perfil de cada inversor. "La ironía de la situación actual es que hay mucha gente que piensa que tiene una cartera muy conservadora, y en realidad tiene mucho más riesgo del que percibe". Así de contundente se mostraba hace unos días Manuel Arroyo, director de análisis y estrategia de JP Morgan AM, señalando el riesgo que ahora supone la exposición a deuda pública, que puede generar pérdidas significativas para los inversores. "Con una subida del 1% en los tipos de interés, las caídas podrían ser de hasta el 6%", advierte.
Y he aquí el dilema para los gestores: advertir a sus clientes y recomendarles activos de más riesgo pese a las reticencias iniciales, o aprender a navegar en ese entorno de incertidumbre. "La duración es el principal problema de muchos inversores que mantienen una exposición enorme a renta fija, que ahora tienen la sensación de tener una cartera muy conservadora, con bonos de países de elevado rating, pero que realmente tienen una probabilidad muy elevada de perder una parte muy importante por subida de tipos de interés. Hay que saber gestionar este escenario", indica el experto.
Pensar en el largo plazo
En el mismo sentido se muestra Didier Saint-Georges, miembro del Comite de Inversiones y managing director de Carmignac, al explicar que "las gestoras de activos deben plantearse su preparación para gestionar, sin perjuicios para sus clientes, este nuevo periodo de incertidumbre y su capacidad para seguir aprovechando en paralelo las oportunidades a largo plazo que surjan".
En un reciente informe, el experto considera que la gestión de los riesgos de mercado a todos los niveles en un periodo de transición es tan necesaria como compleja. "Es necesaria porque afecta a los elementos que determinarán quienes son los ganadores y perdedores a largo plazo. El error sería conferir tanta importancia a reducir al máximo la volatilidad a corto plazo que nos olvidemos de los factores a largo", indica.
En cuanto a su complejidad, Saint-Georges considera que la gestión de riesgos es muy delicada, ya que "requiere discernir de forma clara entre los riesgos efectivos (la posibilidad de sufrir pérdidas permanentes) y la volatilidad (la sucesión de fluctuaciones que ponen a prueba la sangre fría de un gestor pero que, al final, no son más que humo)".
Ante este entorno, y cuando el panorama se complica, los expertos de JP Morgan AM consideran que "es más importante que nunca que los inversores consideren diversificar sus inversiones en renta fija". Aún así, recuerdan que la clave, tanto para gestores como sus clientes, es tener muy presente el largo plazo. "Las economías se están reforzando y desprendiéndose del legado de la Gran Recesión. Las empresas son más eficaces y están posicionadas para beneficiarse del mayor avance económico y, a medida que las ganancias aumentan, los inversores en las acciones y deuda corporativa de estas empresas se verán recompensados", destacan, recordando que la deuda pública, donde se concentra la mayor parte de la volatilidad, "sigue siendo un pilar esencia de la mayoría de las carteras". Y explican que a la hora de incorporar una clase de activo a las carteras, es esencial entender su relación con las inversiones existentes.
Estrategias para hacer frente a la incertidumbre
Desde Carmignac, Didier Saint-Georges insiste en que, bajo este escenario de volatilidad, "la aplicación de procesos simples en teoría pero técnicos en la práctica será un factor decisivo" en la gestión de activos. Destaca el experto las estrategias Long-Short "que permite generar alfa con poco riesgo de mercado", así como los posicionamientos denominados Barbell (que abarcan convicciones sólidas aunque volátiles y activos con escasa rentabilidad pero muy estables. También "la selección de activos poco correlacionados, las estrategias relativas en diferentes partes de la curva de tipos de interés, el uso de estrategias de diversificación en divisas, etc".
Bajo estas premisas, la renta variable se abre como la principal opción que los gestores presentan a los clientes que quieren asumir algo más de riesgo. Y aunque advierten que hay perfiles que no pueden soportar los mayores riesgos implícitos en esta clase de activos, confían en que el mercado evolucione favorablemente en el medio y largo plazo. "Nos gusta la renta variable no solo porque los tipos de interés estén bajos y la mayor parte del universo de renta fija está ofreciendo rentabilidades negativas. Somos inversores con un análisis fundamental, y vemos una economía que crece a nivel global, y que hay crecimiento de beneficios y valoraciones aún atractivas", explica Manuel Arroyo.
José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, también indica que la Bolsa es la mejor opción de inversión en el entorno actual. "Nos gustan especialmente las bolsas de países desarrollados y somos neutrales (en algunos casos incluso negativos) para las bolsas emergentes", explica. Y todo pese a unas peores perspectivas macro y los bancos centrales enviando mensajes de normalidad, que construyen un escenario que en principio no sería el más apropiado para tomar riesgos. He aquí la gran contradicción actual del mercado.
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