El reto de separar emociones e inversión

Tal y como explica Fernando Luque desde Morningstar en un reciente análisis, existen numerosos errores mentales que pueden echar por tierra la rentabilidad de las inversiones si no se localizan a tiempo.

Entre otros, la creencia de que una inversión compleja es mejor que una más sencilla. Y pone como ejemplo el error que cometen muchos inversores en fondos pensando que cuanto más productos tengan en cartera, mayor es la diversificación.

"La diversificación consiste esencialmente en asociar activos que muestran comportamientos distintos en reacción a los diferentes riesgos que pueden presentarse en los mercados. Uno puede tener la impresión de que cuantos más fondos tiene en cartera, mejor estará diversificada. Y no es necesariamente correcto", explica el experto.

En el mismo sentido se manifestaba recientemente Frédéric Pascal, Director Adjunto de Gestión Multi-Activo de Amundi, al asegurar que "No vale con tener muchas clases de activo en cartera. La asignación a distintos activos suele crear una falsa percepción de diversificación. Por eso hay que ir más allá, buscar subsegmentos y evaluar el valor relativo, controlando duplicidades de riesgo".

Aunque es un lema en la industria de la inversión, parece que a los inversores tampoco les queda claro que "rentabilidades pasadas no garantizan rendimientos futuros". Y siguen observando los productos más rentables como las mejores opciones de inversión. Y lo mismo ocurre con las comisiones que se pagan por invertir en estos vehículos. La mayoría podría pensar que aquellos fondos con comisiones más elevadas serán los mejores. Pero numerosos estudios reflejan que no es así. Y también que no todos ellos son precisamente los más activos en sus estrategias.

Fue Benjamin Graham, creador del value investing, quien pronunció unas palabras que definen a la perfección la realidad de la operativa en los mercados financieros más allá de los análisis técnicos y fundamentales: "el mayor enemigo del inversor es él mismo". Y está claramente demostrado que la toma de decisiones en momentos de pánico o euforia pueden convertir una inversión en un auténtico fracaso. Por eso, también conviene detectar las llamadas Finanzas del Comportamiento para aprovecharlas en beneficio propio.

Entre los productos más populares que siguen estrategias de behavioural finance para aprovechar estos momentos está el Dynamic Allocation Fund de M&G, con el que la firma intenta aprovechar casos donde los precios de un activo se desvían de lo que consideran como su valor "justo" o "fundamental", debido a la respuesta emocional de los inversores a determinados acontecimientos. En su opinión, estos episodios crean oportunidades, ya que de medio a largo plazo, los fundamentales subyacentes deberían acabar imponiéndose a dichas emociones.
 

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