El presidente de la autoridad monetaria de la Zona Euro, Mario Draghi, recargaba la semana pasada su ‘bazuca’ de medidas para apuntalar crecimiento e inflación. Tipos mínimos, negativos, más compras de activos (QE), que incluyen ahora deuda corporativa no bancaria, y nuevas ‘barras libres’ de liquidez (TLTROs) para la banca. Batería de apoyor para la región que, de momento, han devuelto al mercado el apetito por el riesgo, tanto en Bolsa, como en renta fija periférica.
Risk-on que este mismo miércoles ha recibido también un espaldarazo por parte del banco central estadounidense, que ha mantenido los tipos, rebajando las expectativas de subidas futuras a dos (desde cuatro) y también sus previsiones de PIB y precios, lanzando un mensaje dovish y cauto.
En este contexto, el Tesoro ha colocado 2.958 millones de euros en bonos a tres años y obligaciones a 10 y 15, frente al objetivo de captación de entre 2.000 y 3.000 millones de euros.
Concretamente, ha adjudicado 1.160 millones de euros en bonos a tres años (con cupón del 0,25% y vencimiento el 31 de enero de 2019), a una rentabilidad media del 0,111% desde el 0,252% previo
Asimismo, ha vendido 1.127 millones en obligaciones a 10 años (con cupón del 1,95% y vencimiento el 30 de abril de 2026), a un tipo del 1,484%, por debajo del 1,781% anterior.
Finalmente, ha colocado 671 millones en obligaciones con cupón del 5,75% y vencimiento el 30 de julio de 2032. La rentabilidad ha caído hasta el 2,059%.
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