Brasil es un paÃs de dimensiones continentales y una población cuatro veces mayor a la española. Con la firma del histórico acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur, ahora se mejoran las condiciones de acceso a bienes y servicios entre los dos bloques.
En este sentido, uno de los productos que se verán beneficiados por esta noticia será el vino. Pese a que su consumo per capita todavÃa es bajo â dos litros por persona al año â, lo que representa uno de los grandes hándicaps, el valor de este mercado asciende a 3.500 millones de euros. En regiones como Sao Paulo y Rio de Janeiro se concentra principalmente este consumo, mientras que la zona sur del paÃs se dedica a su producción y se apuesta por el vino nacional.
âBrasil es el principal mercado importador de vino de Iberoaméricaâ, destacó Antonio Correas, analista de mercado sector agroalimentario de la Oficina Económica y Comercial de España en Sao Paulo en una jornada organizada por Icex. Es por ello que exportar a este lugar supone un movimiento estratégico para cualquier empresa que cuente con un proyecto de internacionalización.
¿Cuál son los grandes obstáculos para España en este mercado?
En la última década, el vino español es el que mayor interés ha despertado en Brasil. España ocupa la sexta posición como exportador a este territorio, mientras que Chile es el principal exportador. Las cifras de Icex reflejan un valor de importaciones de 375,64 millones de dólares el pasado ejercicio. Hay una tendencia a beber el vino importado al ser asumido como sÃmbolo de calidad. De hecho, hay una oportunidad de mercado en los vinos rosados, cuyo consumo ha ido incrementándose y con ello las compras al exterior.
La fuerte carga tributaria supone uno de los principales obstáculos para España para abordar el mercado vitivinÃcola brasileño. El más grande es el impuesto de importación que es de un 27%. âEs el primer escalón de la cadena o cÃrculo vicioso que hace que el vino importado español sea tan caro en los puntos de venta y en restaurantesâ, destacó Antonio Correas.
En la misma lÃnea, Carlos Calderón, director y propietario de la importadora Evinhos da Espanha, explicó que aunque han conseguido crecer con el aumento del interés por el vino, las âgrandes dificultades vienen del Estado, cuyas leyes mudan continuamenteâ y aconsejó tener en cuenta la estacionalidad al ir a descubrir el mercado brasileño, evitando la época del Carnaval y antes de la Navidad.
Por ello, el mencionado acuerdo UE-Mercosur representa un balón de oxÃgeno porque acabará con ese impuesto de importación para los vinos europeos, y por tanto, los españoles. Será una desaparición paulatina. Una vez se dé luz verde al texto definitivo, deberá ser aprobado por los Parlamentos de los paÃses de los dos bloques y se estima que para 2021 podrán celebrar este acuerdo. Tras ello, se pone en marcha un calendario en el que durante ocho años este impuesto de importación irá disminuyendo progresivamente en los vinos tranquilos, y en el caso de los vinos espumosos ese plazo se alargará hasta 12 años.
âSe estima que el impacto que puede tener en los puntos de venta sea de una reducción en el precio de los vinos españoles de cerca del 30%, lo que les colocarÃa en una posición muy competitiva y buena para pelear por el mercadoâ, comenta Correas.
No obstante, su protagonismo en este territorio todavÃa se encuentra en un segundo plano por la falta de imagen y de referencias que hay de este producto. A ello se une la elevada fiscalidad y el tipo de cambio alto que complica las importaciones al encarecer los precios en los puntos de venta, por lo que el consumo no termina de despegar. Pero lo poco que se sabe es positivo, su relación calidad-precio es un hecho que despierta interés. Otro aspecto importante que impulsa la imagen de los vinos españoles, es la gastronomÃa española instalada en esa zona y, en concreto, sus tapas. Todos estos aspectos suponen una oportunidad para llevar la oferta vitivinÃcola española hasta este territorio.
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