Emergentes: retos para recuperar el favor inversor

"Ante la amenaza de posibles subidas de los tipos de interés, será importante estar muy atento a los balances empresariales en los mercados en desarrollo para detectar desajustes cambiarios". Es la base sobre la que los expertos de Fidelity trabajan para estudiar estos mercados, en los que reconocen que es vital ser selectivos "para identificar a los beneficiarios de las políticas de reformas y los que prosperarán gracias a los bajos precios de la energía y otras materias primas".

El consenso del mercado lo tiene claro. Las mejores oportunidades están de momento en los países asiáticos, que están aprovechando menores precios de la energía y una mejora en la demanda interna, así como nuevos gobiernos con planes de reformas estructurales favorables a la industria y las infraestructururas, como en el caso de la India.

Respecto a China, los expertos de Banca March apuntan a algunos indicadores que señalan que la desaceleración se habría frenado. "El PMI se elevó una décima hasta el 50,2 en mayo. En el sector inmobiliario, los precios de la vivienda continuaron cayendo, registrando en abril un retroceso medio del 6,1% interanual, y el Gobierno continuó con sus políticas de reformas destinadas a impulsar la actividad, anunciando un nuevo programa de revitalización del sector manufacturero, con una duración de 10 años", recuerdan desde la firma.

Sin embargo, la mayoría de los expertos prefiere mirar desde la barrera este mercado. Durante un coloquio en el Observatorio de Mercados CIFF sobre riesgos y oportunidades económicas para la segunda mitad de 2015, el economista José Carlos Díez reconocía "estar preocupado" por China, advirtiendo que en los próximos meses se verán sorpresas negativas en el país. "Es cierto que las autoridades gestionan bien estas dificultades, pero la deuda pública y privada en términos de PIB ya supera a la deuda total de EEUU y Alemania", advierte el experto, explicando que este endeudamiento con una renta por habitante tan baja, "es un elevado riesgo".

A su juicio, los inversores harían bien en mantenerse alejados del sector bancario del país, "con un problema de solvencia muy grave y una gestión de los activos problemáticos . A su juicio, el crecimiento anualizado del 5% que el país presentó en el primer trimestre también supone un problema político y social, "ya que esta cifra no permite absorber las migraciones internas del campo a la ciudad, aumentando el desempleo y la pobreza".

Brasil, principal preocupación en Latinoamérica

De momento, prefiere mantener en ámbar sus previsiones sobre el gigante asiático. Mucho más pesimista se muestra con América Latina, especialmente en Brasil. "El país padece de estanflación, con una fuerte caída en el gasto de las familias y el de la inversión, y la inflación subiendo". Tal y como explica, "se necesita depreciar el tipo de cambio para aumentar las exportaciones y aumentar el PIB, pero a la vez eso te mete inflación, con lo que es obligatorio hacer un ajuste interno".

En los últimos años, el sector privado lo ha llevado a cabo. Pero ahora le toca el turno a lo público. En este sentido, Díez confía en que el equipo económico de Dilma Rouseff, heredado de la etapa de Lula da Silva, sea lo suficientemente serio como para frenar la fuga de capitales y la depreciación del tipo de cambio.

Así también lo observan desde Banca March, recordando que el Gobierno carioca ya ha anunciado que implementará medidas de ajuste fiscal, recortando el gasto público en unos 23.000 millones de dólares y elevando los impuestos a los bancos del país en cinco puntos básicos hasta el 20%. En cuanto al crecimiento, prevén una contracción del 1,2% este año.

Pero, tal y como recuerda José Carlos Díez, bajar una tasa de inflación del 8% lleva mucho tiempo, y lo que toca ahora en Brasil es hacer un entorno más favorable para hacer negocios. "Desde el aeropuerto de Sao Paolo hasta el centro de la ciudad se tardan cuatro horas de taxi, las multinacionales tienen que coger un helicóptero que cuesta 1.500 dólares. Las oportunidades de inversión están, pero la burocracia es tremenda y la regulación es asfixiante", insiste.

Los expertos apuntan a dos o tres años muy complicados para el país. El problema es que Brasil cuenta con un ‘efecto arrastre’ frente a otras economías de la región, con lo que si no mejoran los precios de las materias primas, "les esperan dos años de saneamientos de desequilibrios muy fuertes".

En Fidelity, sin embargo, prefieren ver la caída de los precios de la energía como un factor positivo para algunas de estas economías emergentes. "En el caso de aquellas que se encuentran en las primeras etapas de su desarrollo, donde la renta familiar ronda los 2.000-3.000 dólares al año y se gasta una mayor proporción de los ingresos en combustibles y alimentos, una reducción del 40% de estas partidas deja una cantidad adicional e importante de renta disponible para comprar productos de consumo". Es decir, el abaratamiento de las materias primas puede estimular el consumo interno. "En mercados con rentas per cápita muy bajas, este gasto discrecional adicional tiene muchas probabilidades de destinarse a productos de primera necesidad, lo que beneficia a las empresas de productos de gran consumo", insisten.

hemeroteca

Add a comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *