Tras más de 55 años trabajando por la inclusión sociolaboral de las personas con discapacidad, especialmente intelectual, FUNDACIÓN JUAN XXIII ha decidido evolucionar y simplificar su imagen, omitiendo el término “Roncalli” de la marca (se mantiene, eso sí, en su denominación social), logrando así la unidad de todos los servicios bajo un mismo paraguas, que […]
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| 08 jun 2021
Tras más de 55 años trabajando por la inclusión sociolaboral de las personas con discapacidad, especialmente intelectual, FUNDACIÓN JUAN XXIII ha decidido evolucionar y simplificar su imagen, omitiendo el término “Roncalli” de la marca (se mantiene, eso sí, en su denominación social), logrando así la unidad de todos los servicios bajo un mismo paraguas, que antes contaban con logos diferenciados.
El objetivo de este cambio no es solo modernizar y simplificar su imagen para facilitar el reconocimiento de la marca, sino además promover la divulgación de su identidad y su misión, ampliada recientemente para prestar los apoyos necesarios a personas en riesgo de vulnerabilidad psicosocial, sea por su discapacidad intelectual o por alguna otra causa.
De este modo, a través de su marca renovada, FUNDACIÓN JUAN XXIII busca continuar abanderando la filosofía de respeto, inclusión, diversidad y economía social que siempre le ha caracterizado, además de representar todos sus valores, entre los que están la alegría, la transparencia o la justicia a través de una marca institucional, profesional y al mismo tiempo más cercana y reconocible.
Su nuevo logo es en realidad un isologo, es decir, una combinación entre el símbolo o expresión gráfica que conforma su isotipo y la expresión verbal de la marca, cuya primera letra, la “J” del nombre de “Juan”, está conformada por un grafismo. Concretamente, la fusión entre la “J” y un ave evoca a la propia misión de la organización: la de dar alas a las personas más vulnerables para facilitar su acceso a la formación y al mercado laboral, especialmente.
En su afán por lograr una imagen de marca más sencilla y cercana, desde FUNDACIÓN JUAN XXIII han simplificado su expresión verbal y la construcción visual que existía anteriormente, unificando los antiguos elementos en uno solo. El resultado es un símbolo gráfico más conceptual y moderno, de líneas agradables y sencillas que transmiten mayor cercanía, pero a la vez eficacia y profesionalidad, más limpio y menos cargado de elementos.
El eje que vertebra la labor de la organización es que su foco está puesto en las personas, siempre situadas en el centro de la estrategia de la compañía. Y ahora, al eliminar de su imagen de marca la leyenda “para la discapacidad intelectual”, desaparece esa acotación que chocaba con la visión integral de la Fundación en la prestación de apoyos a la vulnerabilidad psicosocial, lo cual incluye además otros tipos de discapacidad (física, sensorial u orgánica), la enfermedad mental, el trastorno mental o el trastorno del desarrollo, incluso a personas en esta situación vulnerable sin diagnostico o sin discapacidad.
En palabras de Miguel Ángel San Juan, Responsable de Identidad Corporativa de FUNDACIÓN JUAN XXIII: “Con esta evolución del logo, que constituye el naming de la Fundación y es el elemento central de la marca, FUNDACIÓN JUAN XXIII vincula más aún su imagen con su misión como organización competitiva y con vocación de mejora continua. La marca es nuestro carné de identidad, nuestra carta de presentación, y si llevamos más de medio siglo aunando lo mejor del sector social y del empresarial, prestando servicios de calidad a la sociedad y trabajando desde la diversidad y para la diversidad, nuestra imagen proyectada ha de ir en línea con este modo de operar dentro del Tercer Sector, trabajando por y para todos”.