Las voces autorizadas en el mundo económico señalan el tamaño de las empresas españolas como uno de sus puntos débiles. “Nuestra pyme se queda mucho más cerca de la ‘p’ que de la ‘m'”, lamentaba Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme, en unas declaraciones recientes. Ello tiene que ver con las dificultades de las empresas para […]
PYMESDirigentes Digital
| 11 ene 2021
Las voces autorizadas en el mundo económico señalan el tamaño de las empresas españolas como uno de sus puntos débiles. “Nuestra pyme se queda mucho más cerca de la ‘p’ que de la ‘m'”, lamentaba Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme, en unas declaraciones recientes.
Ello tiene que ver con las dificultades de las empresas para acceder a la financiación. Los préstamos bancarios constituyen la principal fuente de recursos externos, lo que supone una hipoteca para el crecimiento futuro de las empresas. De hecho, según datos del Banco de España, más del 40% de las empresas necesitan una restructuración financiera, mientras que el 22% de ellas está en quiebra técnica por fondos propios negativos.
Estos datos denotan la precaria situación de los pequeños negocios españoles, según explica Cuerva: “Tenemos un problema de liquidez que tenemos que evitar que se convierta en un problema de solvencia”. Ante eso, la entrada en los mercados bursátiles representa una vía apenas explorada en España.
El propio presidente de la CNMV, Sebastián Albella, se ha mostrado favorable a esta fuente de financiación: “Sigo creyendo en los mercados públicos de acciones como la alternativa más natural”. De ese modo, defiende “que haya más empresas cotizadas”, lo que se traduce en mayor transparencia y, sobre todo, “significa que hay más empresas en un entorno que anima al crecimiento”.
Además de ampliar las posibilidades de financiación, la entrada en bolsa supone tener que profesionalizar la gestión para competir en un mercado en el que participan las empresas más ambiciosas, según lo definió Albella. A esta posibilidad se une el hecho de que la marca de la empresa puede verse favorecida tras comenzar a cotizar.
La Unión Europea también se ha implicado en la cuestión. En los últimos años, las instituciones del Viejo Continente están impulsando la participación de las pymes en los mercados de capitales, dada su importancia en el ecosistema económico europeo. Por un lado, el compromiso comunitario reside en mantener un equilibrio entre la eliminación de trabas y, a la vez, garantizar la máxima seguridad y protección a los inversores.
Con ese motivo, Cepyme, con la colaboración del Consejo General de Economistas, ha elaborado su ‘Guía sobre mercados cotizados para pymes’, con el objetivo de “meter esa cultura en el mundo de la empresa”, tal como pretende Gerardo Cuerva. En esa guía se incide en que los mercados alternativos de capitales significan una fuente de financiación estable y a largo plazo que, además, permite acceder a inversores profesionales.
En particular, el fin de entrar en uno de estos mercados alternativos es la expansión. Las ventajas de los mercados alternativos con respecto a los grandes mercados tradicionales consisten en que los requerimientos administrativos y los costes de incorporación son menores. De ese modo, resulta más asequible esta alternativa que acudir a la financiación bancaria.
Existen dos opciones principales en el caso de las empresas españolas: BME Growth y los tramos ‘junior’ de Euronext (Access, Access + y Growth). En el caso de BME Growth, el foco de acción es el territorio español, mientras que Euronext se encuentra en seis países europeos. Por tanto, la elección de una u otra opción dependerá de los planes de la empresa: si la empresa quiere expandirse fuera de España y busca inversores internacionales, Euronext sería la mejor opción; en el caso de las empresas que tienen su foco estratégico en España, BME puede ser la elección idónea.
Para que las empresas se hagan una idea, en la guía elaborada por Cepyme y el CGE se pone como ejemplo una empresa con una valoración de 15 millones de euros. En ese caso, la incorporación tendría unos costes de entre 70.000 y 180.000 euros. En cuanto al mantenimiento de la empresa en dicho mercado, los gastos podrían ascender a un mínimo de 18.000 euros y un máximo de 62.000 euros anuales.