En un mundo cada vez más competitivo y global, ya no basta con la innovación. Las empresas también han de ser creativas. La Real Academia Española (RAE) define en su primera acepción la palabra creativo como un adjetivo que alude a la posesión o estimulación de la capacidad de invención. Lo que tradicionalmente recoge el […]
PYMESDirigentes Digital
| 04 dic 2019
En un mundo cada vez más competitivo y global, ya no basta con la innovación. Las empresas también han de ser creativas. La Real Academia Española (RAE) define en su primera acepción la palabra creativo como un adjetivo que alude a la posesión o estimulación de la capacidad de invención. Lo que tradicionalmente recoge el refranero español como ‘renovarse o morir’, se ha convertido en un factor inherente a todas las organizaciones con independencia del sector en el que operen y que llega incluso, a poner en juego la supervivencia empresarial. Sin embargo, este concepto va mucho más allá. “La creatividad no solamente es una cuestión de desempeño de cada profesional individual, sino que hablamos también de inteligencia colectiva“, asegura a DIRIGENTES la fundadora de Misstake, Eva Álvarez.
Tal y como indica el propio nombre de la firma, Misstake Creativity School es una iniciativa que parte de la idea del error como factor clave de la creatividad. Fundada en 2018 con el apoyo de Tony Noel y Teresa García-Cisneros como socios estratégicos, esta compañía nació con una clara vocación: poner en valor la creatividad en el ámbito profesional. “No vale con que uno sea creativo o que la generación de ideas se quede encapsulada en un departamento de innovación, sino que realmente tienen que surgir de cualquier profesional y conectarse unas con otras en función de los conocimientos técnicos que cada uno desempeñe”, comenta Álvarez al respecto.
Precisamente de ahí emana el concepto de dividendo creativo. Se trata de un elemento intangible que repercute directamente en el resultado final de un negocio. Un estudio elaborado por McKinsey arroja que el 67% de las empresas con un índice de creatividad mayor experimentaron un crecimiento orgánico de los ingresos superior al promedio. Pero no solo eso. Son compañías que cuentan con una mayor capacidad de adaptación ante el lanzamiento de un producto o campaña de marketing, así como también presentan un mayor rendimiento, factores que redundan directamente en el valor empresarial neto.
Aunque el concepto de dividendo creativo como tal es un término que proviene de EE UU, donde las compañías tienen un grado de concienciación mayor sobre la importancia de este intangible, según García-Cisneros las empresas tienen muy asumido su valor. A modo de ejemplo, basta con fijarse en la evolución y capacidad de reinvención de aquellas marcas que han logrado sobrevivir en las últimas décadas: Coca-Cola, IBM, Apple o Ikea. Y a la inversa, como Google o Amazon han sido capaces de crear mercados que no existían. Estos han diseñado soluciones o un nicho de negocio que mejora el existente. “Primero comenzamos con la innovación y cuando se ha entendido que es un proceso, hemos pasado a otra parte muy importante que es la creatividad. Que todo el mundo aporte talento”, añade Álvarez.
Con poco más de un año y medio de vida, Misstake trabaja esta metodología con sus clientes en tres pilares: el diagnóstico a través de cuestionarios y un exhaustivo análisis de todas las áreas de la empresa para ver dónde está el gap de creatividad y entender su cultura; el diseño de un ecosistema creativo personalizado y así como un plan de formación para que los empleados puedan desarrollar y explotar al máximo esta habilidad. “La creatividad tiene que ser un activo líquido. No puede quedarse estancada dentro de un departamento de innovación, ni pertenecer a una élite de profesionales. Para hacer más competitivas y diferentes a las organizaciones, todos y cada uno de sus integrantes deben aportar con sus capacidades técnicas pero desde un ángulo y una visión creativa”, incide Álvarez.
Ser creativo no implica solamente generar o aportar ideas de manera ocasional. En ella influyen otros elementos como la perseverancia para que puedan subirse al carro de la diferenciación y rentabilizarlo. La idea pasa por generar un dividendo creativo real que revierta en la cuenta de resultados de la organización, independientemente de su tamaño. “En un tiempo donde la diferenciación es clave, la creatividad es una cuestión casi de supervivencia”, concluye Álvarez.