Navarro de nacimiento y afincado en Madrid por negocios, Jorge Zubieta (26) lo tuvo muy claro desde joven: quería montar su propio negocio. Y lo hizo nada más salir de la universidad. Trabajar como becario en otra startup, su ambición y la confianza que los inversores han depositado en él son la receta que le […]
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| 08 nov 2018
Navarro de nacimiento y afincado en Madrid por negocios, Jorge Zubieta (26) lo tuvo muy claro desde joven: quería montar su propio negocio. Y lo hizo nada más salir de la universidad. Trabajar como becario en otra startup, su ambición y la confianza que los inversores han depositado en él son la receta que le han ayudado en esta travesía emprendedora y que le ha permitido crecer de manera exponencial.
Nada más salir de la universidad te lanzaste a emprender. ¿Por qué?
Hacer las prácticas en una startup me permitió descubrir el mundo emprendedor. Era un sitio muy pequeño donde trabajábamos solamente dos o tres personas, lo que me ayudó a entender cómo era el desarrollo del producto y la estrategia de marketing, entre otros. Fue algo que me enamoró y me sirvió para darme cuenta de que quería formar parte de este ecosistema.
Solamente operáis en Madrid, ¿no es así?
Ya hemos empezado a trabajar fuera de la ciudad. En la capital tenemos la gran mayoría, pero porque en esta etapa inicial nos queremos centrar en captar los mejores negocios de aquí. Casi todos ellos tienen muchos seguidores en Instragram y Facebook. Se trata de empresas que cuidan mucho su comunicación y sabemos que el contenido que van a publicar va a aportar valor a los usuarios.
¿Qué necesidad detectaste?
El problema no está en cómo las marcas comunican si no cuándo comunican. Cuando una persona entra en las redes sociales, solo busca las actualizaciones de amigos y familiares. Entonces lo que ocurre es que las marcas pasan desapercibidas porque los usuarios no tienen predisposición a consumir en esas plataformas. Están más pendientes de otras cosas que del negocio en sí. Por eso, la publicidad es mucho menos efectiva, muy poco eficiente y además necesitas una alta inversión en tiempo y dinero para poder ver los resultados.
Esto lo pueden hacer las grandes marcas, pero no los pequeños negocios. Hemos tratado de hacer una plataforma pensada en un consumidor que cuando tiene una necesidad o quiere consumir tenga un espacio donde entre y pueda valorar las diferentes alternativas que tiene cerca de él. Por tanto, la idea pasa por ser una plataforma para que el consumidor encuentre lo que busca en el momento que lo necesita.
Lleva dos años de andadura profesional. ¿Qué recuerda del principio?
Ha sido un período muy intenso. Lo primero que hice fue llamar al que mejores notas sacaba de mi clase y preguntarle si se animaba a emprender conmigo. Buscaba gente que me aportase valor en el desarrollo del concepto. Luego se lo conté a varias personas dispuestas a invertir y una persona con bastante capital decidió apostar por nosotros. Los primeros siete u ocho meses estuvimos desarrollando el concepto y preparando todo antes de empezar a contratar personal.
¿Qué tiene de especial tu producto?
La predisposición del usuario a consumir. Cuando un consumidor entra en Loycus, es porque tiene una necesidad. En este caso, la comunicación que hacen los negocios tiene un ratio de conversión muchísimo más alto que en cualquier otra plataforma, ya que el usuario entra porque realmente quiere saber de ellas y este interés previo se traduce en resultados. Se podría decir que estamos tratando de revolucionar el marketing digital.
¿Cómo ve el ecosistema emprendedor en España?
Percibo un mayor número de business angel y fondos con capacidad de invertir. El panorama está mucho mejor en comparación con hace cuatro o cinco años. A nivel europeo me atrevería a decir que estamos creciendo bastante, hay más inversores dispuestos a ofrecer una mayor cantidad en las rondas de financiación y empezamos a ver importantes éxitos de empresas españolas que animan y favorecen el entorno emprendedor.
De todos los errores, ¿cuál es el que no volvería a cometer?
No hay que crear un producto que sea perfecto a la primera, sino algo más sencillo con las funcionalidades básicas y sobre ello, ir creciendo y mejorarlo. Como somos muy ambiciosos hemos pretendido desde el principio sacar un mega proyecto. Si volviera a empezar, seleccionaría las funcionalidades más importantes y determinaría cuales tienen más prioridad respecto al resto.