Una elección que se basó precisamente en la revolución que Theranos suponía para la biotecnología. Sin embargo, el sistema que diseñó para realizar análisis de sangre de forma fácil y barata parece que no es tan riguroso como se presentó en un principio.
La mecha la prendió un reportaje de The Wall Street Journal en el que se cuestionaba la fiabilidad del sistema. En concreto, el rotativo señaló que la compañía exageraba con la precisión de su tecnología pues tan solo era capaz de precisar los datos en 15 tipos de pruebas, frente a las más de 240 que anunciaban.
El sistema, mucho más cómodo y barato que los análisis tradicionales, suscitó el interés de los fondos de inversión que regaron el proyecto con 350 millones de euros. La compañía se valoraba, así, en 7.800 millones de euros.
Según informa Financial Times, la Fiscalía estadounidense ha citado a varios miembros de la compañía a declarar acerca del funcionamiento de esta tecnología.
El organismo regulador de los mercados de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) también ha iniciado una investigación a este respecto. Aunque los reguladores de la CMS, los reguladores de Salud de Estados Unidos, aún no ha tomado una decisión final, han propuesto prohibir a la fundadora de la startup, Elisabeth Holmes, que ponga en marcha ningún otro laboratorio, durante un periodo de dos años.
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