El nuevo año llega con la esperanza de caminar hacia la recuperación. Sin embargo, la incertidumbre que se instaló en el mundo con la irrupción de la pandemia se mantendrá por un tiempo más en la sociedad. En el terreno empresarial, las compañías de todo el mundo continuarán replanteando sus estrategias de desarrollo de sus negocios de cara a este nuevo ejercicio y buscarán nuevas fórmulas a las tradicionales para detectar oportunidades. En este escenario, China cobra una importancia estratégica y es un punto donde las empresas pueden fijar su atención.
«China es vista como un país no convencional y un mercado complejo. La perspectiva de hacer negocios aquí podría ser desalentadora incluso antes de la pandemia», señalan en el informe Doing Business in China 2020, elaborado por la consultora Deloitte. No obstante, en un momento en el que se van levantando las restricciones a la inversión foránea, el mercado chino presenta nuevas oportunidades. Muestra de esta voluntad es el 14º Plan Quinquenal (2021-2025), cuyas prioridades son incrementar la apertura al exterior, mejorar el clima empresarial para los inversores extranjeros e impulsar el desarrollo a través de la tecnología.
El estudio subraya cuáles son los tres impulsores de la economía del país. China está siendo testigo de una mejora del consumo y a ello ha contribuido la prosperidad del e-commerce, lo que motiva a las empresas minoristas a aumentar su inversión digital. Por su parte, la innovación tecnológica se ha convertido gradualmente en otra de las fuerzas motrices del crecimiento económico y a los dos anteriores agregan también el desarrollo económico regional integrado.
China está incluyendo medidas concretas para abrirse al exterior. Entre ellas, está la introducción de la ley de inversiones extranjeras, planes fiscales favorables, así como la liberalización de industrias específicas. De esta forma, «el país adopta un enfoque activo para desarrollar un clima de negocios justo tanto para las empresas nacionales como para las extranjeras», expresan en el documento. Asimismo, el índice Doing Business del Banco Mundial refleja que el entorno empresarial de China ha subido al puesto 31, escalando 15 puestos con respecto al 2019.
Además de la optimización de los factores externos, la innovación tecnológica se ha convertido en una fuerza motriz fundamental para impulsar la economía sostenible de China. El avance de la 5G, el Internet de las Cosas, la computación en nube y la inteligencia artificial han provocado una nueva ola de mondernización industrial.
Relacionado con la primera palanca de crecimiento económico, los agentes que conforman el mercado digital se esfuerzan por remodelar el ecosistema de venta al por menor para centrarlo en el consumidor con la ayuda de la tecnología y el análisis cada vez más preciso para maximizar el valor de los datos.
Otro apartado mencionado en el estudio de la citada consultora es el futuro de la movilidad, donde el mercado chino ha jugado un rol relevante en cuanto al desarrollo y evolución de la industria automovilística mundial. «En la última década, el mercado automovilístico de China ha sido el de más rápido avance en todo el mundo, con una tasa de crecimiento compuesto anual que alcanza el 15%», indican. El enfoque actual se desplaza hacia la electrificación del vehículo, la conectividad inteligente, el uso compartido del automóvil y la conducción autónoma. Concretamente, en el ámbito del IoV (Internet of Vehicles) los expertos esperan un alto potencial de crecimiento en valor de mercado, lo que generaría «un tremendo potencial de negocios».
Por otro lado, la innovación financiera está en auge en el gigante asiático, con un gran interés por el sector fintech chino a nivel mundial. Tal y como constata el informe, en 2018 estas empresas recibieron 615 inversiones, lo que representa el 56,1% de las transacciones financieras mundiales.
Otro aspecto al que prestan atención es al de la urbanización, que ha provocado un impacto en la economía de las urbes, en la utilización de los recursos, en la calidad de vida y en el desarrollo sostenible. Para hacer frente a los desafíos que este plantea, muchos países están invirtiendo en la construcción de ciudades inteligentes. El mercado de las soluciones para smart cities tiene una gran demanda, por lo que destacan el aumento de proyectos de este tipo.
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