Bruselas reconoce que España es hoy la economía que tira del carro en el viejo continente. Su PIB retomó impulso en el último trimestre del año pasado y “se expandió con un robusto 0,7%, en parte gracias al rebote de las exportaciones netas”.
Los riesgos sin embargo están muy presentes por el efecto contagio que llega desde los vecinos europeos, las tensiones comerciales creadas por la Administración Trump o la incertidumbre política del Brexit, que está frenando la inversión empresarial y condicionando la actividad del sector automovilístico.
La Comisión Europea rebaja una décima la previsión de crecimiento para España y la deja en el 2,1% este año y en el 1,9% el próximo. “El ciclo madura”, reconoce el equipo del Comisario de Economía, Pierre Moscovici.
La desaceleración de la economía española está provocada, principalmente, por el consumo privado, una creación de empleo que reduce su pujanza, “también debido al esperado impacto amortiguador del incremento del salario mínimo”, o la desaceleración de la inversión, tanto en equipamiento como en la industria.
EUROPA ENTRA EN DESACELERACIÓN CLARA
Pese a todos estos vientos de cara, España es de los pocos países que sale bien parada de las Previsiones de Invierno publicadas este jueves por la Comisión Europea. Francia cerró el 2018 con unas “protestas sociales que afectaron el crecimiento de su PIB” y con el “consumo privado estancando”. Apenas crecerá un 1,3% este año lo que supone dos décimas menos que lo esperado por la Comisión Europea el pasado otoño, y es un ritmo inferior al de 2018.
La segunda economía de la Eurozona sólo rebotará ligeramente en 2019. Algo que no hará Alemania. El motor del continente está fuertemente gripado y es posible que entre en recesión técnica algún trimestre de este año. Bruselas da un hachazo a sus previsiones de crecimiento, de siete décimas para este 2019.
Alemania se expandirá al 1,1%, su peor nivel en más de un lustro. Si hay una economía que está acusando las turbulencias internacionales, es la república federal que pilota la canciller Angela Merkel. “La desaceleración de 2018 fue causada principalmente por el débil crecimiento de las exportaciones y un crecimiento del consumo limitado”. Con el comercio mundial y el crecimiento de la economía global enfriándose, nada bueno puede ocurrir en Alemania, reconoce implícitamente Bruselas.
Si las dos principales economías del euro pasan apuros y la tercera, Italia, entra en recesión técnica, es normal que Europa se desacelere. Crecerá este 2019 por séptimo año consecutivo, pero “la previsión está sujeta a una gran incertidumbre”.
El parón del comercio global en la segunda mitad del año pasado, la pérdida de la confianza de los actores económicos para invertir o los problemas de la industria automovilística han formado un cóctel devastador que está gripando a los motores económicos del continente.
La Comisión reconoce en las Previsiones de Invierno que publica este jueves que el impuesto económico se ha moderado y “en este inicio de año fue tenue”. La Eurozona crecerá sólo un 1,3% este año y repuntará ligeramente hasta el 1,6% el próximo 2020. El recorte es importante para este ejercicio, de seis décimas, y mirando la tendencia bajista desde 2017, entonces se creció al 2,4%, muestra claramente que el continente ha entrado hace tiempo en un ciclo bajista.
Italia está en recesión, “la revisión bajista del crecimiento para 2019 fue considerable para Alemania” y como reconoce el Comisario de Economía Moscovici “la desaceleración va a ser más pronunciada que lo esperado el pasado otoño, especialmente en la zona euro”.
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