¿Estamos ante el fin del entorno Goldilocks en los mercados?

El año pasado, el contexto macroeconómico fue inmejorable: el crecimiento mundial se aceleró y la inflación superó las expectativas. Este entorno garantizó unos beneficios sólidos, la aplicación de políticas acomodaticias por parte delos bancos centrales y una baja volatilidad. El resultado: un entorno Goldilocks, tal y como lo conocemos. Sin embargo, este fue un entorno propio de 2017. Las dinámicas macroeconómicas se están revirtiendo en 2018 a medida que el equilibrio entre el crecimiento y la inflación se deteriora. Si bien 2017 fue un año marcado por la aceleración del crecimiento y la caída de la inflación, 2018 parece apuntar a todo lo contrario: ralentización del crecimiento y aumento de la inflación. Aunque los factores estructurales están poniendo coto a la inflación a largo plazo, el riesgo de que se produzca un repunte a corto plazo está aumentando.

Fuente: Nordea
Fuente: Nordea
Al mismo tiempo, el crecimiento mundial está tocando techo y muestra indicios de una ralentización a medida que el efecto de la normalización monetaria empieza a sentirse con cierto retraso en el crecimiento real. Por lo tanto, hasta la fecha, nuestra hipótesis en el plano macroeconómico para 2018 se está materializando. Esta situación implica que los mercados podrían acusar un doble revés: un crecimiento decepcionante y una política monetaria más restrictiva. La combinación de un crecimiento menos boyante y el endurecimiento de la postura de los bancos centrales constituyen la receta perfecta para que se dé un aumento de la volatilidad y unas rentabilidades ajustadas al riesgo reducidas. Las tendencias macroeconómicas se están cuestionando más cada vez. El riesgo de que se produzcan correcciones sigue siendo elevado y la mayor parte de los activos están sobrevalorados. Por lo tanto, las inversiones alternativas líquidas con una baja correlación con los mercados en general deberían despertar interés durante los próximos trimestres. Si los recortes fiscales de Trump diesen lugar a una oleada de contrataciones, las presiones salariales llevarían a la Fed a adoptar un tono aún más restrictivo, lo que, en última instancia, daría lugar a una situación de estanflación.

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