Presente: La inflación de la Zona Euro volvía a terreno negativo en febrero, al contraerse un -0,2%, por primera vez desde el pasado mes de septiembre. Es más, el indicador subyacente se ha situado por debajo del 1%, cediendo a mínimos de siete meses en el 0,7%. Al mismo tiempo, en Estados Unidos, el IPC se mantuvo estable en enero, frente a la caída del 0,1% esperada y de diciembre. De hecho, el dato subyacente repuntó un 0,3%, cuando el ascenso estimado era del 0,2%.
Entonces, Citi se planteaba ¿qué podría ocurrir si finalmente las autoridades monetarias tuvieran éxito, no tanto en alcanzar un crecimiento sostenido como en llevar la inflación al objetivo del 2%. "Sería el momento perfecto para normalizar las condiciones financieras ante un escenario de liquidez y crédito demasiado lazo. Y esto mismo pensaba la Fed, si no fuera por el contexto económico internacional y la inestabilidad de los mercados".
Futuro: El swap sobre inflación a cinco años ha caído desde el 2,7% hasta el 1,6% en Estados Unidos; mientras que en la Zona Euro se ha reducido al 1,1% desde el 1,9%. Ahora bien, matiza John Higgins, de Capital Economics, las previsiones medias para el IPC en el primer caso (a diez años) y en el segundo (a cinco) proporcionadas por la Fed de Filadelfia y los expertos del Banco Central Europeo (BCE), "apenas han disminuido".
¿Qué quiere decir esto? En ambos casos, explica este experto, que "una gran parte de la contracción en las medidas de inflación futura han reflejado la reducción de la compensación requerida por los inversores por la incertidumbre sobre los precios futuros (y por la iliquidez de los swaps sobre inflación) más que por la inflación esperada per se".
Sin embargo, el optimismo no reina en este sentido, sobre todo en lo que respecta a Europa. Barclays, por ejemplo, habla de una "recuperación decepcionante en ‘W’". Si bien, consideran que "la peor fase del período de desinflación podría haber quedado atrás". Con todo, consideran que "dado que la mayor parte de las fuerzas que han impulsado el repunte de los precios (desde niveles muy bajos, eso sí) se suavizarán en el primer semestre, esperamos que los precios vuelvan a tasas negativas antes de que los factores técnicos vuelvan a impulsarlos para finales de año".
Estiman así un promedio de IPC del 0,1% en 2016 y del 1,3% en 2017. Por otra parte, añaden, los riesgos a la baja derivados principalmente de los precios energéticos, los alimentos no elaborados y los pedidos industriales dominarán el horizontes este ejercicio. "Mantenemos nuestro punto de vista de que la inflación se mantendrá por debajo del objetivo del BCE durante un periodo largo de tiempo, por lo que aguardamos mayor flexibilización de su política para presionar al alza a los precios", concluyen.
En este sentido, Capital Economics, que espera una mayor inflación este año, "pero no enormemente". Así, apuntan a la necesidad de que el BCE, más que la Fed, responda a la caída en las métricas basadas en el mercado para los precios futuros, por tres razones: son más bajas en la Zona Euro que en Estados Unidos; las caídas parecen justificadas por la evolución de la inflación subyacente en Europa pero no al otro lado del Atlántico; y "el dato ajustado sigue siendo obstinadamente bajo en el primer caso, pero sube en el segundo, pues hay mucho menos slack en la economía".
Por tanto, concluyen que la autoridad monetaria de la Zona Euro necesita flexbilizar aún más sus políticas y la norteamericana no. De hecho, durante este año prevén que suba los tipos más de lo que espera el mercado. Contexto en el que aguardan que la rentabilidad de los bonos a largo plazo alemanes ascienda gradualmente, mientras que los treasuries aumentarán de forma considerable.
Consciente también de la incertidumbre que rodea a la Fed, Russ Koesterich, responsable de estrategias de inversión para BlackRock, afirma que "los bonos del Tesoro estadounidense protegidos frente a la inflación (TIPS) pueden representar una buena oportunidad a largo plazo".
hemeroteca