El mercado de los productos falsificados y pirateados supone un problema de escala global. El informe Global Trade in Fakes: A Worrying Threat, elaborado en conjunto hace dos años por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) y la OCDE, asegura que el volumen del comercio internacional de productos falsificados y pirateados asciende al 2,5% del comercio mundial, lo que equivale a 464.000 millones de dólares. En la Unión Europea, se estima que el 5,8% de todas las importaciones de terceros países son productos falsificados y pirateados, alcanzando un valor de 119.000 millones de euros.
En este contexto, la EUIPO ha publicado el estudio Los ciudadanos europeos y la propiedad intelectual: percepción, conciencia y comportamiento, que tiene como objetivo recopilar conocimientos sobre las actitudes de los consumidores europeos hacia la propiedad intelectual (PI), el grado en que los respetan, así como su percepción general de la PI. El informe se basa en 25.824 entrevistas a residentes de todos los Estados miembros de la Unión Europea mayores de 15 años.
Existe un consenso generalizado, según el documento, en la importancia de respetar la PI. El 93% afirma que es importante que los inventores, editores, creadores y artistas puedan proteger sus derechos y recibir un pago por su trabajo. Asimismo, el 91% considera que respetar la PI es importante para evitar que otros afirmen inapropiadamente ser el creador de una obra de arte o el inventor de algo, y un número también elevado (81%) está de acuerdo en que contribuye a la calidad de productos y servicios.
A pesar de esta concienciación generalizada, son pocos los europeos (8%) que consideran que las protecciones se realicen pensando en los consumidores. En cambio, más de la mitad (54%) sí que percibe a los artistas y a los creadores de contenidos como los colectivos que más se benefician de esta protección.
En línea con lo observado, el informe de la EUIPO también muestra un acuerdo amplio (83%) en torno al comportamiento poco ético de comprar productos falsificados. Asimismo, cuatro de cada cinco afirma que se colabora con organizaciones criminales y un 79% cree que supone un impacto económico perjudicial para empresas y puestos de trabajo. En comparación, identificar esta práctica como una amenaza para la salud, la seguridad y el medio ambiente, solo es respaldado por dos tercios de los encuestados.
El rechazo en torno a las falsificaciones también se extiende al mundo digital. Así, la mayoría no cree que sea aceptable obtener contenido digital de fuentes ilegales, aunque no sea para fines no lucrativos, el precio del contenido legal es demasiado alto o este no se encuentra disponible a través de fuentes legales. La mayoría afirma conocer las ofertas legales en línea y prefieren recurrir a ellas si son asequibles.
Un 13% de los europeos ha comprado un producto falsificado en el último año
El porcentaje de europeos que afirman haber comprado productos falsificados de forma intencionada en los últimos 12 meses sigue siendo bajo, del 13 %. El informe apunta a que esta edición se ha realizado en línea y no en formato presencial, por lo que advierte de la posible mayor sinceridad en algunas respuestas. Por edades, los consumidores más jóvenes son los más propensos a hacerlo. De esta manera, un 26% de los participantes en el estudio de entre 15 y 24 años afirma haberlo hecho. Este porcentaje es el doble que la media de todos los encuestados.
Los jóvenes, más tolerantes con las falsificaciones
El grado de aceptación de las razones por las que se rechaza esta práctica varía con la edad. En general, es más probable que los consumidores más jóvenes estén abiertos a las justificaciones para comprar este tipo de productos, especialmente en relación con argumentos financieros. Por ejemplo, la mitad de los encuestados de entre 15 y 24 años considera aceptable comprar productos falsificados cuando el precio del original es demasiado alto y el 41% dice que es aceptable en el caso de las falsificaciones de lujo.
Pese a estos datos, sigue existiendo un amplio consenso social en el rechazo de los argumentos que justifican esta práctica, como hacerlo porque es una práctica generalizada (81%), porque el producto original no está o aún no está disponible (76%) y en caso de tratarse de productos de lujo (75%). Al igual que en el caso de los jóvenes, las justificaciones financieras son aquellas con las que la población empatiza más: alrededor de uno de cada tres tiende a encontrar aceptable comprar productos falsificados cuando el precio del original es demasiado alto.
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