Incluir fondos alternativos y multiactivos a la cartera puede suponer un plus diferenciador muy importante que ayude a mitigar los riesgos y a tener un portfolio mucho más diversificado. Además, también permite tener exposiciones a determinados sectores que de otra manera es difícil acceder. Por tanto, también brindan más oportunidades de inversión.
Patricia Malagón
| 29 ene 2024
La diversificación en una cartera de inversión es una tarea fundamental para mitigar los riesgos, pero también para tener exposición a sectores y activos diferentes que aporten un extra de rentabilidad a las inversiones. Precisamente, para jugar este papel, los fondos multiactivos y los fondos alternativos ofrecen una serie de beneficios que merece la pena tener en cuenta. Ahora bien, antes de continuar con los beneficios, primero es necesario entender lo que son y las diferencias que hay entre ambos.
Un fondo multiactivo es un tipo de fondo de inversión que invierte en una variedad de clases de activos, como acciones, bonos, efectivo, bienes raíces y otros instrumentos financieros. La idea principal es diversificar la cartera del fondo entre distintos tipos de activos para mitigar riesgos y buscar un equilibrio entre rentabilidad y estabilidad.
Mientras, un fondo alternativo es un tipo de fondo de inversión que busca obtener retornos mediante estrategias que van más allá de las inversiones tradicionales en acciones, bonos o efectivo. Estos fondos emplean estrategias más complejas y menos convencionales para generar ganancias, a menudo utilizando instrumentos financieros sofisticados y técnicas de inversión no tradicionales.
Así las cosas, la primera gran diferencia es que los primeros invierten en productos tradicionales, mientras que los segundos no. Un fondo multiactivo está compuesto por renta fija, variable, efectivo y otros instrumentos tradicionales. Mientras, en un fondo alternativo se puede encontrar desde exposición al mercado inmobiliario hasta el capital privado en todas sus formas.
“Ante esta nueva situación, en la que el equilibrio secular entre renta fija y renta variable se ha visto gravemente alterado en 2022 y buena parte de 2023, una inversión multiactivos moderna trata de compensar la debilidad natural del enfoque equilibrado tradicional. En consecuencia, el principal beneficio reside en prepararse para el reto de mitigar el riesgo de una correlación inestable entre bonos y acciones”, asegura Michaël Nizard, responsable de Multi-Asset & Overlay en Edmond de Rothschild Asset Management.
Lo cierto, es que los expertos coinciden en señalar que la próxima década se diferenciará bastante de la anterior y, por tanto, los inversores tendrán que hacer cambios sustanciales en su cartera para seguir captando rentabilidad, pero sobre todo para minimizar los riesgos. Así lo cree Álvaro Antón Luna, Country Head de abrdn para Iberia, que asegura ver “riesgos para el supuesto básico de las carteras 60:40 y prevemos que seguirá habiendo una fuerte demanda de activos no tradicionales capaces de ofrecer rentabilidades atractivas y ventajas de diversificación”.
Una visión que refuerza Nizard y que pone en sobreaviso a los inversores acerca de la construcción de sus carteras para los próximos años. “Los inversores tendrán que asumir más riesgo a cambio de menos rentabilidad en el futuro, sobre la base de una asignación 50/50 entre renta fija y variable. En consecuencia, nuestra convicción en materia de inversión radica en añadir diversificación utilizando diferentes habilidades/experiencias y estrategias dentro de la misma clase de activos”.
Con estas perspectivas lanzadas por los expertos parece claro que los inversores tendrán que optar por añadir un extra a sus carteras y dejar a un lado la visión tradicional que había predominado hasta ahora. Para ello, los fondos multiactivos y los alternativos parecen ser una herramienta esencial.
Para combatir esas incertidumbres, los activos que más atractivo han cobrado en los últimos tiempos son, precisamente, los que se enmarcan dentro de los fondos de inversión alternativos. “Vemos un papel cada vez mayor en las carteras para activos alternativos como infraestructuras, inmuebles especializados (como alojamientos para estudiantes o sanidad), capital riesgo y oportunidades especiales (como préstamos garantizados a empresas de ciencias de la vida, financiación de litigios y regalías de metales preciosos). En muchos casos, estos activos son poco sensibles a los ciclos económicos y a la inflación y pueden generar flujos de ingresos diferenciados que no estén ligados a las subidas y bajadas del mercado”, señala Antón Luna.
Para Mauro Ratto, Co-CIO en Plenisfer Investments SGR, parte del ecosistema de Generali Investments, existe también una clara oportunidad alternativa o multiactivo en la transición energética. “El caso de la transición energética que examinamos a través del uranio: tras un año de crecimiento excepcional en 2023, esperamos que siga apoyándose en una oferta limitada y una demanda creciente, ya que la energía nuclear se considera como un elemento funcional para la transición energética”, menciona.
Estos son algunos ejemplos que los expertos observan como oportunidades para que los inversores añadan un extra a sus portfolios y reduzcan el riesgo de los mismos. Especialmente después de observar lo ocurrido en estos últimos años en el mercado. Tal y como recuerda el responsable de Multi-Asset & Overlay en Edmond de Rothschild Asset Management, “los dos últimos años ofrecen una visión muy perspicaz de un proceso de asignación de activos débil y resistente, ya que hemos experimentado la mayor sacudida en cinco décadas en la correlación entre bonos y acciones causada por la sorpresa de la inflación”.
De hecho, a 22 de diciembre de 2023, si se observa el Bloomberg Eurozone Equity/Fixed Income 40/60%, que está diseñado para medir el rendimiento de los mercados de activos cruzados, el rendimiento bruto ha descendido al -4,07%. Esto revela hasta qué punto la población de carteras diversificadas ha sufrido las consecuencias de este difícil periodo. Un dato que demuestra la importancia de añadir activos que vayan más allá de la tradicional renta fija y renta variable.
Aunque tradicionalmente estas clases de activos, especialmente los alternativos, sólo estaban al alcance de instituciones e inversores adinerados, ahora son accesibles a los particulares a través de fondos cerrados cotizados en bolsa. “La historia indica que las alternativas cotizadas superan a la renta variable mundial en épocas de recesión. El gráfico siguiente muestra unas expectativas de rentabilidad a 5 años generalmente superiores para los activos alternativos frente a los tradicionales”, menciona el Country Head de abrdn para Iberia.
Con todo ello, parece claro que los inversores se enfrentan a un entorno difícil en el que una inflación elevada y potencialmente volátil amenaza con socavar las ventajas de diversificación de un enfoque equilibrado tradicional.
Las materias primas presentan un comportamiento distinto al de la renta variable y la renta fija, lo que les otorga la capacidad de generar rendimientos que no están vinculados entre sí, convirtiéndose así en una valiosa fuente de diversificación. Nitesh Shah, jefe de Investigación Macroeconómica y de Materias Primas en Europa para WisdomTree, destaca su relevancia en el actual ciclo económico como una excelente cobertura contra la inflación. En este sentido, las materias primas muestran una alta sensibilidad (beta) hacia la inflación, en contraposición a la renta variable, cuya sensibilidad es negativa. Además, su beta frente a la inflación inesperada es aún más pronunciada, lo que subraya su importancia en este contexto.
Por otro lado, dentro de las inversiones alternativas, destaca el private equity, que se refiere a invertir en empresas que no cotizan en bolsa. Esta modalidad de inversión implica participar en compañías no listadas con diversos objetivos, como financiar planes de expansión, atender necesidades de inversión en activos, mejorar la eficiencia operativa, reestructurar la estructura financiera, entre otros. Por lo general, estas inversiones suelen tener un horizonte temporal de entre 3 y 5 años, durante el cual la inversión madura y se prepara la salida de la compañía. Esta salida puede darse mediante la venta a un tercero, como un competidor o un fondo de private equity, o bien a través de la oferta pública inicial (IPO) en el mercado bursátil.
“A lo largo del tiempo el private equity ofrece retornos superiores a medio y largo plazo, de forma sostenida y recurrente, mostrando mayor consistencia en momentos bajos del ciclo económico gracias a la denominada “prima de iliquidez”, que recompensa a los inversores por no disponer líquidamente de sus inversiones”, explica Echarri.
Para el caso del private equity, “la mejor manera para invertir de forma diversificada en este mercado complejo e ilíquido es a través de un fondo de fondos, ya que permite construir un porfolio de entre 200-300 compañías que ofrece una elevada diversificación, no solo geográfica sino también sectorial y por período de maduración. Permite la inversión de tickets desde mínimo 100.000€, y al mismo tiempo se apalanca en un equipo de expertos que se encargan de seleccionar las inversiones de todo el abanico posible”, recomienda el Director General de March Private Equity.
Mientras que, para el caso de las materias primas, el jefe de investigaciones de WisdomTree recomienda mirar a los futuros y hacer una estrategia en base a ello. “En general, la mejor forma de acceder a las materias primas es una estrategia de futuros renovable”, señala Shah.
En definitiva, la diversificación en inversiones es clave para mitigar riesgos y buscar rentabilidad. Los fondos multiactivos y alternativos ofrecen beneficios significativos. Con la complejidad económica actual, la diversificación se vuelve esencial para enfrentar riesgos y captar rendimientos. Los activos alternativos como el private equity y las materias primas se destacan por su capacidad de diversificación y protección contra la inflación. Estas opciones, antes reservadas a instituciones, ahora están más accesibles para inversores individuales, ofreciendo oportunidades en un entorno desafiante.