Opinión de Gustavo Martínez, profesor de Finanzas de la Universidad Francisco Marroquín y analista de Mercados
Gustavo Martínez
| 26 sep 2024
Si algo debemos señalar tras la última reunión de la Fed es que el juez supremo es siempre y en todo momento el mercado. La Fed es un jugador importante que trata de influir en los tipos de interés, pero sin duda quien acaba por dirigir esta orquesta son los mercados comandados por los bonos y, en especial, la letra del tesoro. Y es que, si observamos los últimos movimientos de la Fed, esta siempre termina por hacer lo que la letra del tesoro con vencimiento a 3 meses le dice.
Las apuestas sobre la última reunión de la FED quizás hayan sido las más reñidas de los últimos años, porque la mayoría de analistas descontaban que la Fed iniciaría la primera bajada de tipos en años de una manera suave y comedida: 25 puntos básicos. Pero la letra ya había ajustado el tipo 50 puntos básicos y Powell terminó por plegarse al dictamen del mercado. ¿Por qué un grupo de 19 burócratas iba a contradecir a la tasa libre de riesgo americana si esta ya había realizado el estudio previo de mercado?
Es por eso que los bancos centrales van siempre por detrás de la curva de tipos, cuya tasa de interés marca al mercado en cada instante con arreglo a las expectativas que se van formando en base a la información disponible que llega de los indicadores económicos adelantados.
Y la gran pregunta es, ¿Y ahora qué? Lo normal es que la Fed siga recortando tipos de aquí a final de año como mínimo 50 puntos básicos más, lo que hace que el fantasma de la inflación pueda volver a aparecer en cualquier momento. Ello sumado al hecho de estar en un proceso de desaceleración que, sumado al potencial riesgo de repunte en la inflación, podría llevarnos a un temido ciclo de crecimiento de precios con estancamiento o desaceleración económica. Esto es, el temido ciclo de estanflación que tan sabiamente está anticipando el oro.
Por tanto, echar las campanas al vuelo con cualquier tesis macroeconómica en la coyuntura actual es cuanto menos osado e imprudente, pero lo que sí sabemos es que la oferta mundial de dólares en circulación apenas ha podido ser reducida sin que el mercado haya sufrido un colapso. No muy lejos queda el recuerdo de las tensiones en la banca regional con un Sillicon Valley que tuvo que ser rescatado con nuevas ventanas de liquidez, las cuales disfrazan y visten con nombres exóticos para tratar de formar eufemismos de lo que realmente es: el sistema no se sostiene sino es con la intervención desmesurada de los bancos centrales.
Y es por eso por lo que las perspectivas a futuro sobre determinados procesos de producción no son demasiado buenas. Piensen que los entes más endeudados son los estados y que estos necesitan como cualquier organismo o entidad pagar sus compromisos. La única manera que tienen de hacer frente a estos pagos es tratar de generar inflación para que en términos reales puedan volver la deuda menos onerosa y continuar con el auge populista de prometer y prometer con cargo a la pobreza de generaciones futuras.
En el corto plazo es previsible que los tipos vayan a estar en torno al 3-3,5%, pero de nada sirve si tienes una inflación por encima que condena al ciudadano a la represión financiera. Y este, y no otro, es el gran perjudicado de un ciclo probable de estanflación. Estaremos atentos, no obstante, a todos los datos e indicadores económicos por si se confirman los malos presagios que están llevando al oro a cotizar a sus máximos históricos sin dar tregua.