La renta fija parece ser el activo preferido para incluirlo en cartera este año debido a la situación económica y monetaria. Ahora bien, no todos los tramos del mercado cuentan con el mismo atractivo.
Patricia Malagón
| 31 ene 2024
Encontrar oportunidades de inversión dentro de los activos de renta fija ha sido como buscar una aguja en un pajar durante la última década. Desde que en el año 2014 los bancos centrales – BCE y Fed – situasen los tipos en el entorno del 0% y, en algunos tramos, en negativo la situación de este mercado se volvió compleja. Sin embargo, nada es para siempre. En el año 2022, al calor de la brutal subida inflacionaria, el BCE y la Fed se vieron obligados a reaccionar subiendo los tipos de interés hasta el 4,5% y el 5,5%, respectivamente. El escenario, ahora, es contrapuesto y eso se ha trasladado a las oportunidades de inversión dentro de la renta fija y en la situación del propio mercado.
Si a todo ello se suma el hecho de que los tipos comenzarán a bajar en este 2024, algo que favorece al precio de los bonos actuales, y que el crecimiento económico se muestra más sólido de lo esperado, el telón de fondo es todavía más positivo para estos activos. “Al fin estamos preparados para dejar atrás el temido régimen macroeconómico marcado por el miedo a las decisiones de la Fed, lo que allana el camino para que la coyuntura resulte mucho más favorable para la renta fija”, comenta Benoit Anne, director del grupo de soluciones de inversión de MFS Investment Management.
Aunque el conjunto de mercado parece haber recobrado su brillo, es cierto que no todos los tramos del mercado están siendo igual valorados por los analistas. Por eso, es necesario hacer una separación para observar cómo se encuentran los bonos soberanos, los soberanos emergentes, los bonos corporativos de grado de inversión (investment grade) y los bonos high yield.
“Tras unos años difíciles, los bonos soberanos parecen estar baratos en comparación con sus precios históricos y con otras clases de activos, incluida la renta variable. De hecho, los bonos del Tesoro estadounidense han vuelto a los niveles anteriores a la crisis financiera mundial”, asegura Karen Wright, directora de Inversiones Asociada, Renta Fija Global sin Restricciones de Schroders.
Además, la experta asegura que, los bonos soberanos están emergiendo como una competencia significativa para el efectivo. Además, la posible disminución de los rendimientos, que podría permitir obtener ganancias superiores a las indicadas por el rendimiento actual hasta el vencimiento, refuerza aún más la atractividad de los bonos soberanos. Aunque, eso sí, matice que “los altos niveles de deuda son sólo una de las razones para adoptar un enfoque ágil con los bonos”.
La renta fija emergente firmó un año estelar en 2023 con rentabilidades, en muchos tramos, superiores a los dos dígitos. “Aunque es posible que las rentabilidades de dos dígitos que vimos en 2023 no vuelvan a darse en 2024, la deuda de los mercados emergentes sigue ofreciendo oportunidades atractivas, especialmente para los inversores que se enfrentan al riesgo de reinversión de los bonos a corto plazo. Incluso si las rentabilidades convergen a la media (de un dígito entre medio y alto), no hay que ignorar esta clase de activos”, asegura Claudia Calich, gestora del fondo M&G (Lux) Emerging Markets Bond.
A pesar de ello, para Diogo Gomes, senior CRM en UBS AM Iberia, las TIR de los bonos soberanos y corporativos de los mercados emergentes están en máximos de la década, y “las oportunidades más atractivas se encuentran en el high yield y el crédito distressed”. De esta manera, en el marco emergente parece haber una mayor oportunidad en crédito, que en deuda.
En el caso del crédito, Ofi Invest AM es optimista respecto a los bonos, sobre todo los corporativos, que podrían aportar rendimientos cercanos al Carry mientras espera que los rendimientos del mercado monetario se sitúen entre el 2,5% y el 3% este año. De hecho, según la gestora, el escenario de retornos esperados para los bonos Investment Grade podría alcanzar casi el 4%.
Además, dentro de este tipo de activos, Konstantin Leidman, gestor de carteras de renta fija en Wellington Management, considera que “el sector financiero europeo resulta especialmente atractivo en términos relativos. Los diferenciales de los bancos europeos no se han recuperado totalmente de la crisis del sector bancario que tuvo lugar en marzo de 2023, a pesar de contar con niveles de capital adecuados y presentar una evolución de la calidad de los activos positiva”.
Finalmente, por el lado del high yield, “con el fuerte estrechamiento de los diferenciales, las oportunidades en el mercado de crédito high yield son cada vez más escasas”, sostiene Akram Gharbi, director de inversiones high yield de La Française AM. Y es que, en este tramo, la ralentización económica y ese posible aumento de los impagos son dos riesgos que pesan más.
A pesar de ello, Gharbi explica que en términos de diferenciales, tipos de interés sin riesgo e impagos, prevemos un rendimiento positivo para el mercado high yield mundial en 2024, entre +5 y 7%.
Por todo ello, concluye Scott DiMaggio, director de renta fija global en AllianceBernstein que “los inversores en renta fija pueden prosperar en el entorno favorable actual adoptando una postura equilibrada y aplicando varias estrategias, como invertir ahora, ya que aún no es demasiado tarde para unirse a la fiesta de los bonos, prolongar la duración, o mantener el crédito”.