Este informe de 160 páginas al parecer fue entregado por la FTC a medios locales por un error cuando les hacían llegar otra información solicitada según la Ley de Transparencia. En el escrito confidencial, se explica como la Comisión Federal de Comercio estadounidense investigó a Google en el 2012 concluyendo que efectivamente el buscador estaba manipulando los resultados de búsqueda para perjudicar a sus competidores. Estas prácticas anticompetitivas sirvieron al buscador para favorecer sus propios servicios, pero también perjudicaron a sus usuarios.
En concreto, el informe concluyó que "las conductas de Google han provocado y provocarán un daño real a los consumidores y a la innovación en los mercados de motores de búsqueda y publicidad en línea".
Esta demanda contra Google, no se llegó a concretar, pese a que los investigadores autores del informe de la FTC recomendaron al organismo plantear un caso judicial contra la compañía por estas prácticas. De haber salido adelante, se hubiera convertido en uno de los mayores casas de monopolio de la historia de Estados Unidos, junto con el que se llevó a cabo contra Microsoft en los años 90.
Los comisionados de la FTC decidieron de manera unánime, cerrar el caso, a principios de 2013. Estos argumentaron que la compañía había accedido a realizar algunos cambos en sus prácticas que solucionaban los problemas de manipulación. Una conclusión que, ahora, una vez conocido este informe, resulta cuanto menos extraña.
En el momento de la votación, los comisionados sopesaron puntos de vista conflictivos, incluyendo un informe de su Departamento de Economía que recomendaba no demandar a Google. El entonces presidente de la FTC, Jon Leibowitz, declaró por escrito que los cambios que Google aceptaba hacer ofrecían a los consumidores estadounidenses "mayor alivio, más rápidamente que cualquier otra opción".
El documento, publicado por medios estadounidenses, y sus notas al pie de página ofrecen detalles hasta ahora desconocidos de los negocios de Google, provistos en muchos casos por altos directivos de la compañía, como su presidente ejecutivo Eric Schmidt, la ex ejecutiva Marissa Mayer y los cofundadores Larry Page y Sergey Brin.
Muchos son los motivos por los que no ‘interesaría’ llevar a cabo una demanda antimonopolio contra Google. Entre ellos, es que habría supuesto un enfrentamiento entre el actual gobierno estadounidense y uno de sus más cercanos aliados en el mundo de los negocios. De hecho, Google fue el segundo donante corporativo de campaña para la reelección de Barack Obama.
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