¡Ha sido la primera vez!

Las decisiones adoptadas por el BCE el jueves sorprendieron negativamente a los mercados. En las últimas semanas, el mercado había anticipado un incremento del volumen de compra de bonos soberanos desde 60.000 millones a 80.000 millones, un recorte de 15-20 puntos básicos del tipo de depósito y la extensión del QE más allá de septiembre de 2016. De hecho, el crecimiento se mantuvo relativamente moderado en el tercer trimestre a pesar de los apoyos positivos (precios del petróleo por debajo de 50 dólares, una política monetaria acomodaticia y la debilidad del euro), la inflación se movió a un terreno ligeramente positivo recientemente, mientras la actividad crediticia aumenta de forma lenta y gradual. Desde que fue nombrado responsable del Consejo de Gobierno el 1 de noviembre de 2011 y pronunció su famoso «todo lo que sea necesario» en julio de 2012, Mario Draghi nunca había decepcionado las expectativas del mercado. Esta vez es diferente. Aunque el BCE decidió extender su programa de compra de activos desde septiembre de 2016 hasta marzo de 2017, el Consejo de Gobierno no aumentó el tamaño de las compras mensuales de activos. Finalmente, las mantuvo sin cambios en 60.000 millones mensuales, lo que significa que el aumento total en el tamaño del programa será de 360.000 millones de euros. Por tanto, la ampliación de seis meses incrementaría el tamaño en el balance del BCE desde 1,1 billones hasta 1,5 billones. Draghi dejó la puerta abierta a nuevas acciones si fuera necesario mencionando que «el programa de compra de activos podría ampliarse más allá de 2017 si era necesario y en cualquier caso hasta el que el Consejo de Gobierno vea un ajuste sostenido en la evolución de la inflación». Aunque la inflación sería más que bienvenida para diluir la enorme cantidad de deuda que tienen los sectores públicos y privados, el envejecimiento, la digitalización y el desarrollo de la robótica suponen más fuerzas deflacionarias en el futuro, sugiriendo que el QE podría extenderse más allá de marzo de 2017. Además de esto, el BCE anunció sus intenciones de reinvertir sus pagos de las compras de bonos en el programa de compra de activos. Además, el BCE decidió rebajar la tasa de depósito en 10 pb hasta el -0,3%, pero mantuvo sin cambios el tipo de refinanciación (0,05%) y la tasa de financiación marginal (0,3%). La rebaja del tipo de depósito tiene la ventaja de incrementar el stock de bonos seleccionables para las compras. De hecho, el BCE no puede comprar bonos con rentabilidades por debajo de la tasa de depósito ni tener más del 33% de un bono específico o mantener una posición de más del 33% de deuda soberana de un país. Sin embargo, esta reducción de la tasa de depósito ya se reflejó con fuerza en los rendimientos de los bonos del gobierno, que esperaban un recorte mayor. La mayoría de los bonos soberanos europeos con un vencimiento a 2 años ya tenían un rendimiento a vencimiento más negativo que el -0,3% antes de la decisión. A pesar de este menor recorte de lo esperado en la tasa de depósito, este movimiento sólo tendrá un impacto limitado sobre los bonos disponibles para las compras. Como consecuencia, el BCE decidió ampliar la gama de activos para incluir los bonos de autoridades regionales y locales de los gobiernos. Por último, el BCE publicó las proyecciones macroeconómicas de los expertos en relación al crecimiento y la inflación. Las expectativas de crecimiento fueron revisadas positivamente en un + 0,1% al 1,5% y 1,9%, respectivamente para 2015 y 2017 y la previsión del 1,7% para el 2016 se mantuvo sin cambios. En cuanto a la inflación, el BCE mantuvo su pronóstico para 2015 sin cambios en el 0,1% pero rebajó un 0,1% su expectativa para 2016 y 2017 aun 1,1% y 1,7%, respectivamente. En general, estas decisiones no deben afectar negativamente al crecimiento europeo en los próximos trimestres. Las condiciones financieras siguen siendo acomodaticias en la zona euro, lo cual es especialmente importante para los gobiernos europeos. El pago de bajos intereses es útil para equilibrar sus presupuestos / reducir sus déficits, pero no deben impedir adoptar las reformas estructurales necesarias para mejorar sus perspectivas de crecimiento. Si la flexibilización cuantitativa no va de la mano con las reformas estructurales no será la solución más eficaz. Hans Bevers, economista senior en Degroof Petercam.

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