Tras un largo periodo de contracción, el repunte de la economía de Japón ofrece un conjunto de oportunidades atractivo a los inversores. Para Miyuki Kashima, directora de inversiones en renta variable japonesa en BNY Mellon, el segmento de acciones de pequeña capitalización parece especialmente atractivo ahora mismo. Expone 12 razones:
- Un trasfondo macroeconómico positivo: “El PIB se ha recuperado muy bien desde el lanzamiento de la «Abeconomía» , y por fin hemos vuelto al nivel 1997, cuando comenzó la deflación”, afirma. “Pese a ello, nos hallamos solamente a la mitad del objetivo de PIB nominal que persigue el gobierno, de 600 billones de yenes, con lo que aún no hay motivo para un cambio de dirección”.
- Las small caps tiene una orientación más bien doméstica: Hasta ahora,” afirma Kashima, “la inversión internacional en renta variable japonesa se ha concentrado en empresas de gran tamaño y orientadas a la exportación, esencialmente como una apuesta por la recuperación global. Lo que estamos viendo ahora justifica un enfoque diferente. Son precisamente las empresas pequeñas las que están comenzando a florecer, por su propia cuenta, impulsadas puramente por el repunte de la economía nipona. Es fácil que los inversores internacionales no se den cuenta, pero Japón tiene una economía doméstica vibrante, y las empresas que tienen éxito en este mercado no suelen depender de lo que ocurre en el resto del mundo.”
- Las small caps tienden a batir al segmento de gran capitalización en mercados alcistas: La renta variable japonesa se ha disparado últimamente. El índice Topix subió un 20,7% durante el periodo de 12 meses entre el 31 de enero 2017 y el 31 de enero de 2018.
- Una cuestión de correlación: “La gente suele hablar de alternativas cuando se plantea el tema de la diversificación, pero este aspecto de la exposición a la renta variable nipona se pasa a menudo por alto. En nuestra opinión, los inversores que buscan formas de diversificar sus carteras se beneficiarían de una asignación en acciones japonesas de baja capitalización, pues su evolución tiende a ser relativamente independiente de los movimientos de los índices generales de renta variable global.”
- Un coto de caza abundante: Los inversores en small caps japonesas tienen dos ventajas claras frente a los inversores en acciones niponas de gran capitalización. “Nos interesan las oportunidades fuera del radar del inversor medio”, comenta. “Por supuesto, esto significa que uno debe esforzarse por evitar obstáculos ocultos, pero también le permite descubrir tesoros ocultos antes que nadie.”
- Seleccionar ganadores: Kashima: “A un inversor global que solamente considere estas 50 acciones más grandes le resultará difícil construir una cartera diversificada. Incluso si acierta con todas ellas –algo bastante difícil incluso en el mejor de los casos– tendrá solamente en torno a 25 acciones, como mucho. Así, debería considerar invertir en el conjunto de mercado, algo muy complicado a no ser que tenga presencia local. En general, cuanto más pequeña es la empresa, más limitada es la información disponible; además, esta no estará en inglés, sino en japonés. Si realmente desea ampliar su universo de inversión, necesita equipos de inversión con profundos conocimientos, experiencia y capacidades sectoriales, lingüísticas y culturales.”
- Estabilidad política: “Con frecuencia, las elecciones japonesas conducen a cambios drásticos en el panel de ministros y sus carteras, pero esta vez no parece probable que esto vaya a ocurrir”, añade.
- Crecimiento salarial: las pymes recogen el testigo
- Préstamo bancario: el sustento de las pymes. “Si las pymes japonesas desean financiarse para maximizar su potencial de crecimiento, existe capital disponible” “En nuestra opinión, esto será positivo para las small caps niponas en adelante”.
- Acumulación de tesorería. “Dado que las grandes compañías ya están muy capitalizadas, existe una menor competencia para lograr financiación bancaria. De nuevo, al tener margen para elevar su apalancamiento, las pymes deberían ser capaces de “acelerar” sus niveles de crecimiento en adelante, con acceso a buenas líneas de crédito en caso de necesitarlas.”
- Una oportunidad infravalorada “Dada la evolución de las acciones niponas en los últimos veinte años, esta baja asignación apenas sorprende. Sin embargo, creemos que a medida que la economía continúa mejorando y las empresas siguen registrando un buen comportamiento, los ahorradores japoneses podrían exhibir un mayor interés en comprar acciones, lo cual proporcionaría un impulso adicional a la renta variable.”
- La buena noticia no está en el precio… Hemos visto que la renta variable japonesa es infravalorada por los inversores globales, pero las acciones niponas presentan valoraciones bajas por sí mismas.