Del total de empresas que había constituidas en España durante el pasado mes de abril, el 99% eran pymes o autónomos sin asalariados. Concretamente, el tejido empresarial español lo formaban 1.290.420empresas con una plantilla de entre uno y 249 trabajadores (la mayoría de ellas microempresas con hasta 9 empleados) y 1.531.316 autónomos sin asalariados a […]
Dirigentes Digital
| 08 jun 2016
Del total de empresas que había constituidas en España durante el pasado mes de abril, el 99% eran pymes o autónomos sin asalariados. Concretamente, el tejido empresarial español lo formaban 1.290.420empresas con una plantilla de entre uno y 249 trabajadores (la mayoría de ellas microempresas con hasta 9 empleados) y 1.531.316 autónomos sin asalariados a su cargo, según los datos del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, mientras que solo 4.222 empresas contaban con 250 empleados o más.
Sin embargo, sus problemas para acceder a la financiación son notorios. Unas 200.000 pymes con necesidades de liquidez no pudieron acceder al crédito durante el segundo semestre de 2015, según un estudio de la Confederación Española de Sociedades de Garantía Recíproca (Cesgar). Unas dificultades que no solo suponen un problema a la hora de invertir en el negocio, sino que además dificultan considerablemente la creación de empleo.
Según el II Informe sobre Financiación de las pymes en España de Cesgar, 15 de cada 100 pequeñas y medianas empresas nacionales con necesidades de financiación, alrededor de 150.000 compañías, podrían crear más de 400.000 puestos de trabajo si llegasen a acceder a los préstamos para empresas que necesitan. Unos 450.000 empleos nuevos durante los próximos tres años directamente relacionados con el acceso a la financiación y, además, otros 404.000 empleos que se mantendrían durante ese período gracias al crédito. En total, 800.000 empleos en la cuerda floja.
La falta de avales afecta a la concesión del crédito
El informe de Cesgar relativo al primer trimestre del año revela que el 29,6 % de las empresas españolas necesitó financiación, la mayoría de las pymes para cubrir necesidades de circulante, pero también para invertir en equipos de producción, inmuebles y, en menor medida, para expandirse fuera de nuestras fronteras. Afortunadamente, la mayoría de las pymes vio cumplidos sus deseos (el 83,9 % de las compañías que demandaron crédito lo consiguieron), mientras que un 16,1 % no pudo acceder, sobre todo por la falta de garantías y de avales.
5 alternativas a la banca tradicional
Si bien las empresas suelen tener una visión más amplia sobre las posibilidades que ofrece el mercado, lo cierto es la banca suele ser el recurso clásico al que se suele acudir en busca de financiación. No obstante, las alternativas se han multiplicado durante los últimos años y el número de vías para acceder al circuito del crédito es mayor, señalan desde el comparador de préstamos personales HelpMyCash.com.
Para empezar, la irrupción del Fintech (inclusión de las nuevas tecnologías en el sector financiero) ha propiciado la aparición de compañías especializadas en la concesión de préstamos para empresas y autónomos por Internet caracterizados por la velocidad y la tramitación ágil. El crowdfunding también se ha visto sumamente beneficiado por el auge de Internet, un sector que ha visto como durante los últimos años se han multiplicado las plataformas virtuales especializadas en cualquiera de sus versiones (crowdfunding de recompensas o de donación, equity based crowdfunding o P2P lending).
Otra opción es acudir a los canales institucionales como el Banco Europeo de Inversiones (BEI) o el Instituto Oficial de Crédito, o solicitar la intermediación de una sociedad de garantía recíproca cuyo objetivo es facilitar a las pymes y a los autónomos el acceso al crédito y mejorar sus condiciones mediante la presentación de avales.
Tampoco hay que olvidar alternativas como los business angels o el venture capital. Los primeros son inversores particulares que suelen aportar capital a empresas en fase de desarrollo, así como experiencia y conocimientos, mientras que los segundos son fondos de capital riesgo que invierten capitales de terceros, normalmente en start up con un gran potencial y que, además, necesitan cantidades abultadas de dinero.