El problema de Abengoa es la deuda. La duda sobre su pasivo sigue presente entre los inversores. A pesar de que la compañía ha cerrado la ampliación de 650 millones que en principio garantizaría la viabilidad de la empresa, junto a un duro plan de ajuste de 1.200 millones; las acciones acumulan serios batacazos en bolsa. Tras anotarse una subida del 26% cuando anunció que tenía lista la operación, lleva registrando cuatro sesiones consecutivas a la baja con caídas diarias entre el 4% y el 6%.
Hasta que no se conozcan los detalles de la ampliación como precio y el número de acciones nuevas que se podrán en circulación la presión a la baja continuará sobre los títulos de la compañía. Pero tampoco ayuda las dudas que hay sobre la verdadera deuda de la compañía. El mercado especula con que la deuda supera los 20.200 millones. Una cifra muy alejada a la que tiene registrada en varios documentos enviados a la CNMV.
En unos de los últimos comunicados enviados por la compañía al supervisor, publica la presentación del plan negocio que ha asumido para cerrar la ampliación. La deuda de Abengoa, incluida la deuda de los Project finance sin recurso a Abengoa, es de 9.804 millones de euros a cierre de junio de 2015. De aquí, más de 4.500 millones de euros es deuda de mercados de capitales (bonos, bonos convertibles, papel comercial, bono verde, etc.) Por lo que no es cierto que la deuda bancaria de Abengoa es de más de 20.000 millones de euros, ha explicado la compañía a DIRIGENTES.
Y añaden que adicionalmente, hay financiación puente con garantía corporativa y que han sido transferidos a pasivos mantenidos para la venta de 507 millones, que hace un total de 10.311 millones, de los cuales 8.460 millones tienen recurso a Abengoa.
Ampliación de capital
Los problemas de la compañía de la compañía no son recientes. A finales de 2014, Abengoa se vio obligada a reformular sus cuentas por haber omitido 1.500 millones de deuda de una sus filiales que estaban respaldados por la matriz.
A finales de agosto, la compañía anunció una
macro ampliación de capital al tener problemas de liquidez al rebajar sus previsiones financieras. Después de duras negociaciones con la banca, cuatro semanas después logró cerrar la operación aceptando duras condiciones. El principal
accionista del grupo, la familia Benjumea que controla el 57,5% del capital a través de Inversión Corporativa (vehículo de la familia Benjumea), se ha comprometido a reducir su participación al 40% y mover a Felipe Benjumea de la presidencia ejecutiva.
Además, ha aprobado un nuevo plan de reducción de deuda que incluye la suspensión de dividendo hasta que no mejore los rating de deuda, aumenta el plan de desinversiones desde los 500 millones anunciados a 1.200 millones.