La banca ha impuesto su criterio para obligar a Abengoa a duras concesiones para cerrar una ampliación de capital de vida o muerte. El principal accionista del grupo, la familia Benjumea que controla el 57,5% del capital a través de Inversión Corporativa (vehículo de la familia Benjumea), se ha comprometido a reducir su participación al […]
Dirigentes Digital
| 24 sep 2015
La banca ha impuesto su criterio para obligar a Abengoa a duras concesiones para cerrar una ampliación de capital de vida o muerte. El principal accionista del grupo, la familia Benjumea que controla el 57,5% del capital a través de Inversión Corporativa (vehículo de la familia Benjumea), se ha comprometido a reducir su participación al 40% y mover a Felipe Benjumea de la presidencia ejecutiva, después de 25 años al frente de la compañía. Benjumea no se desvincula de la empresa, pero si tendrá un protagonismo simbólico, como presidente de honor.
El control de la compañía y la gestión futura ha sido uno de los principales puntos de fricción entre la banca y Abengoa para pactar la ampliación. Las entidades financieras solo estaban dispuestos a apoyar la operación si se reforzaba el equipo directivo con miembros independientes y se apartaba de la dirección a Felipe Benjumea, cuya gestión ha sido dudosa en los últimos años hasta endeudar a la compañía hasta límites insostenibles. La compañía ha aceptado nombrar a José Domínguez Abascal Presidente no Ejecutivo, con la condición de consejero dominical, en representación de Inversión Corporativa, en sustitución de don Felipe Benjumea y limitar sus derechos de voto con la reducción del número de consejeros a 13, quedando en 5 el número de consejeros dominicales de Inversión Corporativa y en 6 el de consejeros independientes.De esta manera, Abengoa ha podido convocar la junta extraordinaria para el próximo diez de octubre. Finalmente, Santander, HSBC y Credit Agricole se encargará de cubrir la operación, pero solo de 465 millones. El resto lo garantiza la propia Inversión Corporativa, con 120 millones, y el fondo Waddell & Reed.
En el comunicado emitido esta madrugada, Abengoa la situación complicada del grupo e indica que gracias a la ampliación espera repagar 375 millones del Bono 2016 antes de final de año. Asimismo, "los fondos obtenidos de la combinación de medidas que se describen a continuación se utilizarán para seguir reduciendo deuda y mejorando la posición de liquidez, así como para financiar los actuales compromisos de capex para la segunda mitad de 2015 y 2016".
El consejo ha aprobado un nuevo plan de reducción de deuda que incluye la suspensión de dividendo hasta que no mejore los rating de deuda, aumenta el plan de desinversiones desde los 500 millones anunciados a 1.200 millones. Entre estas desinversiones se incluirían "la monetización de todo o parte de los derechos económicos" de la participación de Abengoa en Abengoa Yield o la venta de todo o parte de la filial, de la que espera obtener 400 millones. Durante el encuentro con analistas, el consejero delegado, Santiago Seage, ha detallado que también va a traspasar plantas de cogeneración en Brasil, plantas de ciclo combinado en Argelia, instalaciones solares en Suráfrica y Emiratos, activos de biocombustible en España y EEUU, y plantas de desalinización en Ghana.
La compañía comenzó a entrar en barrena a finales cuando tuvo que reformular sus cuentas por no publicar correctamente su deuda. Desde entonces, la compañía ha vivido con las dudas sobre el verdadero estado real de sus cuentas. A 30 de junio Abengoa tenía una deuda bruta consolidada de 9.804 millones. Con el profit warning anunciado en agosto cuando se anunció la ampliación de capital, admitía las dificultades para garantizar la viabilidad de la empresa. La elevada deuda y su coste asociado se comían el beneficio de la compañía. En los primeros seis meses del año registró un Ebitda de 16 millones frente a los ingresos de 3.390 millones. Los gastos financieros se disparaban hasta los 430 millones.