Atrás quedaron los tiempos de la Pan Am donde volar era un lujo reservado para unos pocos. Las compañías de bajo coste irrumpieron en los años 90 y cambiaron la forma de ver el transporte aéreo. Tras nacer en Estados Unidos, pronto se desplazaron al resto del mundo. En Europa, aerolíneas como Easyjet, Ryanair, Vueling, Germanwings […]
Dirigentes Digital
| 25 mar 2015
Atrás quedaron los tiempos de la Pan Am donde volar era un lujo reservado para unos pocos. Las compañías de bajo coste irrumpieron en los años 90 y cambiaron la forma de ver el transporte aéreo. Tras nacer en Estados Unidos, pronto se desplazaron al resto del mundo. En Europa, aerolíneas como Easyjet, Ryanair, Vueling, Germanwings o Wizzair han cambiado las reglas del juego aéreo. Las compañías tradicionales han tenido que adaptarse a este nuevo escenario donde prima el precio de los billetes.
La clave de estas compañías es ajustar márgenes, bajar costes y ofrecer únicamente un servicio básico. Con esto el objetivo es ofrecer los billetes de avión al precio más bajo posible. Una democratización de los viajes en avión que ha hecho que las legacy tengan que revisar sus estrategias. Entre los puntos clave para poder ofrecer precios más baratos se encuentra por ejemplo la utilización de aeropuertos secundarios que son más económicos a la hora de ofrecer los servicios.
El caso de Ryanair quizá sea el más conocido por su polémico presidente y sus llamativas campañas que buscaban generar la máxima de lo importante es que hablen de mi (aunque no siempre sea para bien). La compañía después de entrar como un sectorial killer en el mercado parece estar relajando su estrategia tras realizar un cambio en el departamento de marketing. Así, Ryanair ha comenzado a relajar algunas de sus condiciones de viaje como la de no numerar los asientos y también de su propia estrategia corporativa después de acceder a vender a través de Amadeus.
No es el único ejemplo de estas compañías. En España, Vueling comenzó sus operaciones en 2004 utilizando como base el aeropuerto de El Prat de Barcelona. La compañía comenzó a operar con buenos resultados económicos, sin embargo a partir de 2007 comenzaron las dificultades financieras. Esto acabó derivando en una fusión con Clickair, la filial de bajo coste de Iberia, que culminó en julio de 2009. Así, la legacy paso a controlar el 45,85% del capital de la low cost. Actualmente y tras presentar una OPA de exclusión del mercado de valores, IAG (grupo al que pertenecen British Airways e Iberia) controla la compañía.
Dudas sobre la operativa
La duda surge al plantearse si todas estas reducción que llevan a poder ofrecer estos vuelos baratos solo se producen en el terreno operativo y no afectan a la seguridad de los viajes. Hace un par de veranos saltaron las alarmas cuando varios vuelos de Ryanair tuvieron ciertos problemas que algunos adujeron a un ajuste excesivo del combustible que llevaban para los recorridos previstos. Un combustible ajustado para ahorrar al máximo el coste del mismo, algo que en su momento el presidente de la compañía negara.
Algunos expertos apuntan que no es necesario preocuparse. Las reglas de mantenimiento son las mismas: "bajo coste quiere decir menos confort, pero no menos seguridad" asegura según Xavier Tytelman, especialista en seguridad aérea a la agencia AFP. En este sentido añade que las compañías realizan análisis periódicos del estado de sus aeronaves.
Germanwings tenía una excelente reputación. Se trata de una filial de Lufthansa "primer compañía aérea europea, conocida por su seriedad y fiabilidad, y casa matriz de uno de los gigantes mundiales del mantenimiento aeronáutico, Lufthansa Technik", destaca Bertrand Mouly-Aigrot, asociado de Archery Strategy Consulting a la misma agencia.