Es cierto que actualmente hablar de los tres gigantes del sector, Standard & Poor’s, Fitch y Moody’s, viene ligado inevitablemente a nombres como el de Enron, Parmalat o Lehmen Brothers. Solo tres ejemplos de elevados ratings que acabaron siendo un ‘chasco’ en los mercados financieros. Sin embargo, y en alusión a las dudas de los […]
Dirigentes Digital
| 04 dic 2015
Es cierto que actualmente hablar de los tres gigantes del sector, Standard & Poor’s, Fitch y Moody’s, viene ligado inevitablemente a nombres como el de Enron, Parmalat o Lehmen Brothers. Solo tres ejemplos de elevados ratings que acabaron siendo un ‘chasco’ en los mercados financieros. Sin embargo, y en alusión a las dudas de los inversores, los expertos indican que se trata de casos puntuales, y que el inversor debe ser consciente de que "el mercado es así". De ahí la importancia de tener una cartera bien diversificada, para que cuando ocurran eventos de este tipo (u otros, como el caso de Abengoa), no suponga un desastre para la rentabilidad total.
El caso del Ayuntamiento de Madrid refleja a la perfección la necesidad de contar con calificación por parte de estas agencias. Con la ampliación del programa de estímulos, el Banco Central Europeo (BCE) comenzará a comprar también deuda emitida por gobiernos regionales y locales de la zona euro. Pero solo si cumplen las condiciones. Entre ellas, contar con una determinada nota crediticia. Esto excluiría a comunidades como Cataluña, que actualmente cuenta con una nota de ‘bono basura’ por parte de Fitch y Estándar & Poor’s. Y a no ser que Mario Draghi decida utilizar el rating general de España, ambas quedarían fuera del programa de estímulo.
Lo mismo ocurriría con ciertos bancos, que podrían dejar de ver atractivas estas emisiones, al no poder emplearlas como garantía para acceder a la ventana de liquidez del organismo monetario central, precisamente porque este exige un rating mínimo para admitirlas.
Y es precisamente en relación con el sector bancario donde entra otra cuestión clave que desvela la necesidad de contar con un rating: las empresas. A pesar de que la banca lleva meses ofreciendo préstamos a tipos que no se veían desde antes de la crisis, los expertos consideran que la tendencia se está dando de nuevo la vuelta, y las empresas tendrán que buscar alternativas a la financiación bancaria tradicional. Y es precisamente el mercado de renta fija donde pueden jugar su gran baza.
Sin embargo, para que esas emisiones se coloquen con éxito, el rating es indispensable. Especialmente porque grandes jugadores del mercado como los fondos de inversión o de pensiones tienen limitadas, en sus propios folletos, las compras de deuda corporativa a determinados ratings. Desde el IEB y Axesor explican que "los inversores profesionales, más allá del capital riesgo, no suelen contar con títulos sin rating", explicando que "la legislación y normativa actual castiga especialmente aquellas emisiones que no cuentan con el mismo, pues o bien restringen su adquisición, caso de los fondos de inversión o de pensiones, o bien endurecen las condiciones para la adquisición de los mismos, al necesitar más recursos propios para su adquisición y su tratamiento por parte de entidades de crédito y aseguradoras".