La Unión Bancaria dio el año pasado el primer paso hacia la integración del sistema financiero europeo con el BCE pasando a supervisar todo el sector en una cesión de soberanía de los estados miembros europeos. Ahora en Bruselas se negocia las siguientes fases, en concreto el eje central de la unión, un fondo de garantía común que asegure los depósitos de hasta 100.000 euros, que servirá para que un ciudadano europeo que deje su dinero en un banco europeo sea igual de seguro en uno alemán que en uno español.
La Comisión Europea presentó hace dos semanas
las características del fondo y las siguientes fases de instauración. Alemania, Holanda y Finlandia se han opuesto a la propuesta al considerarla como un ataque a sus ahorradores. Según la hoja de ruta de Bruselas, el fondo estaría vigente hasta 2020 para pasar a una mutualización del riesgo hasta que en 2024 se financie en 2024 al 100% con las aportaciones de las entidades financieras. Alemania se niega a aceptar una fase de mutualización si no se produce una rebaja drástica de la exposición a deuda soberana de los bancos. En un movimiento que deja en situación de debilidad a los países periféricos, cuya banca tiene en balance por encima de la media deuda soberana.
El ministro alemán, Wolfgang Schäuble, a la salida de Eurogrupo amenazó con llevar al fondo a los tribunales "si antes no se reduce el riesgo del sistema bancario". El presidente del Eurogrupo Jeroen Dijsselbloem admitió el bloqueo y explicó que Holanda y Alemania hizo aún más explícitos los deseos de los acreedores: Ámsterdam y Berlín quieren que la deuda pública tenga menor peso en los balances bancarios.