La economía alemana comienza a manifestar los primeros síntomas de enfermedad. Durante los últimos días, la producción industrial, la balanza comercia y la actividad manufactura no hacían presagiar nada bueno. Los pedidos manufactureros, los primeros en conocerse, reflejaban una caída del 2,5% en agosto; un dato que contrastaba con la fuerte subida que vivió en […]
Dirigentes Digital
| 13 oct 2014
La economía alemana comienza a manifestar los primeros síntomas de enfermedad. Durante los últimos días, la producción industrial, la balanza comercia y la actividad manufactura no hacían presagiar nada bueno. Los pedidos manufactureros, los primeros en conocerse, reflejaban una caída del 2,5% en agosto; un dato que contrastaba con la fuerte subida que vivió en julio cuando subió casi un 5%. Para añadir más leña al fuego, poco después la oficina federal de estadística alemana publicaba que la producción industrial en Alemania había caído a su menor nivel desde 2009, cuando la crisis empezaba a recrudecerse.
Para cerrar el cuadro macro, la balanza comercial confirmaba la desaceleración al registrar un desplome de casi el 6% en septiembre, el peor dato de los últimos cinco años. La situación ha empeorado, y la comunidad empresarial se hace eco. De esta forma, el indicador de confianza empresarial que elabora el Instituto de Investigación Económica de Munich (IFO) recogía un descenso de 1,6 puntos durante el pasado mes.
¿A qué se debe este frenazo?
Las razones son múltiples. Pero destaca la creciente tensión geopolítica con Rusia, que está generando tiranteces en el mercado energético y en el de las exportaciones. El debilitamiento de China y otros países de la zona euro como Francia, tampoco han ayudado. La doble corriente en la política monetaria de los bancos centrales y las consecuencias económicas del virus del Ébola también han presionado a la baja. En resumen, el frenazo de Alemania augura una posible recaída de la zona euro.
Rebaja de las perspectivas
Alemania, que había capeado bien la crisis en Europa, ya no convence ni al Fondo Monetario Internacional (FMI). El informe Perspectivas económicas mundiales que elabora el organismo capitaneado por Christine Lagarde ha revisado a la baja sus proyecciones de crecimiento para la economía alemana hasta el 1,4% en 2014, frente al 1,9% previsto en julio; y al 1,5% en 2015, dos décimas por debajo de la anterior previsión.
Los principales institutos de previsión económica también han tenido que poner en perspectiva sus estimaciones y rebajar el PIB de 2014 hasta el 1,3%. Para 2015, se espera un crecimiento del 1,2%, frente al 2% estimado con anterioridad.
La respuesta del mercado
El Dax, el indicador bursátil alemán se deja un 6,5% desde que comenzó el año. Pero si tomamos como referencia sólo el mes de septiembre, la caída se agrava hasta un 10,3%. Entre las acciones que más se están viendo perjudicadas están las de la farmacéutica Merck (-47%) y las de Adidas (-40%). Les siguen Lufthansa (-28%), muy afectada por el virus del Ébola, y Deutsche Bank (-27%). A parte, hay otros diez valores con desplomes de doble dígito.
El Gobierno no reacciona
Mientras tanto, el gobierno de Angela Merkel no toma medidas. El propio ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, reconoció la pasada semana que el país se estaba debilitando y que necesitaba apostar por la inversión, tal y como aconsejan el BCE y el FMI. Ahora sólo falta esperar para ver si Merkel reacciona y consigue reorientar el rumbo de la economía.