Allianz GI explica que si medimos los medimos por la intensidad con que oscilaron las cotizaciones («volatilidad»), los mercados de renta variable han superado los primeros cinco meses de 2017 con mucha tranquilidad. El índice de volatilidad VIX apenas ha variado, manteniéndose en un nivel bajo, y ello a pesar de que la consecución de […]
Dirigentes Digital
| 01 jun 2017
Allianz GI explica que si medimos los medimos por la intensidad con que oscilaron las cotizaciones («volatilidad»), los mercados de renta variable han superado los primeros cinco meses de 2017 con mucha tranquilidad. El índice de volatilidad VIX apenas ha variado, manteniéndose en un nivel bajo, y ello a pesar de que la consecución de acontecimientos difícilmente podría haber sido más intensa. Y, sin embargo, el panorama actual ofrece motivos más que suficientes para preocuparse: Persisten los riesgos políticos, sobre todo el de una desglobalización. La desglobalización fomenta la inflación y puede obstaculizar el crecimiento, una situación en la que todos los participantes salen perdiendo. El calendario político europeo (negociaciones sobre el brexit) viene muy cargado, sobre todo en la zona del euro. Se aproximan las elecciones en Austria y no se descarta que se convoquen elecciones anticipadas en Italia. En el Eurogrupo, el tema candente son los 6.000 millones de euros que hay que liberar para que Grecia pueda refinanciar la deuda que vence en el mes de julio. Habrá que esperar y ver de qué forma se mantiene el apoyo del FMI. Es probable que en los mercados de capitales vuelvan a cobrar fuerza los debates acerca de las divergentes políticas monetarias, sobre todo entre la Reserva Federal de EE. UU. (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE). Contradiciendo nuestras expectativas, parece que los mercados están dando por sentada una actitud de las autoridades monetarias estadounidenses más relajada de lo que realmente cabe prever. La evolución mundial de crecimiento sigue siendo débil, debido a las tendencias demográficas, un escaso crecimiento de la productividad y el excesivo nivel de endeudamiento a escala mundial. Por el lado positivo continúa la sólida recuperación de la situación económica mundial, pero se ven indicios de un ligero debilitamiento cíclico. Aunque en la zona del euro no pueden descartarse en absoluto las incertidumbres políticas, es indudable que los distintos procesos electorales las han reducido considerablemente. Se han conseguido evitar las crisis que habrían puesto en peligro la propia existencia de la unión monetaria. A pesar de la divergencia ya señalada, desde una visión de conjunto la política monetaria global sigue pareciendo extremadamente expansiva.