En un año complejo para la gestión de renta variable, comenzábamos con perspectivas de mayor crecimiento mundial y más equilibrado. Sin embargo, hemos asistido a un incremento de las divergencias entre la mejora de EE UU y el estancamiento de Europa, un alejamiento entre países centrales y periféricos, destacando en positivo el crecimiento de España […]
Dirigentes Digital
| 10 dic 2014
En un año complejo para la gestión de renta variable, comenzábamos con perspectivas de mayor crecimiento mundial y más equilibrado. Sin embargo, hemos asistido a un incremento de las divergencias entre la mejora de EE UU y el estancamiento de Europa, un alejamiento entre países centrales y periféricos, destacando en positivo el crecimiento de España e Irlanda, y por el lado contrario la ralentización alemana y la debilidad de Francia e Italia, ambas sin coraje suficiente para acometer las necesarias reformas, o la heterogeneidad entre los emergentes, Brasil vs India. Disparidad incluso en el comportamiento sectorial, con rentabilidades superiores al 20% en Farma, Utilities o Tecnología, y retrocesos del 13%Oil& Gas.
Las bolsas han disfrutado de la enorme liquidez aportada por los bancos centrales, aunque estos también han proporcionado momentos de elevada volatilidad. Igualmente, han contribuido a suministrar episodios de incertidumbre las tensiones geopolíticas (Rusia/Ucrania,Irán/Irak), el entorno de desinflación en la Eurozona, las menores estimaciones de crecimiento mundial, el débil crecimiento de los beneficios de las compañías europeas o los "stress test".
El segundo semestre tuvo como protagonista la apreciación del dólar apoyada en el dinamismo americano y en la autosuficiencia energética, que gracias a nuevos métodos de producción, ha convertido a EE UU en el primer productor mundial de crudo, rompiendo la hegemonía de la OPEP. Una demanda débil y una oferta abundante han provocado una caída desde el verano del 40% en el precio del barril.
Un 2014 positivo para la renta variable (MSCI World 3,9%), aunque salpicado por picos de volatilidad donde los bancos centrales han ejercido de soporte entre una incómoda sensación de vértigo provocada por los continuos máximos en USA, así como un escenario de inflación baja y elevado endeudamiento en Europa, que podrían prolongar el débil crecimiento.