Si bien en España son una novedad, el balance transfer lleva tiempo asentado en otros países. Prueba de ello es la cantidad de tarjetas de crédito que se pueden encontrar en países como Estados Unidos que incorporan este servicio. Citibank, por ejemplo, comercializa la tarjeta CitiSimplicityCardque permite cancelar las deudas que se hayan contraído con […]
Dirigentes Digital
| 26 jun 2015
Si bien en España son una novedad, el balance transfer lleva tiempo asentado en otros países. Prueba de ello es la cantidad de tarjetas de crédito que se pueden encontrar en países como Estados Unidos que incorporan este servicio. Citibank, por ejemplo, comercializa la tarjeta CitiSimplicityCardque permite cancelar las deudas que se hayan contraído con otras tarjetas con un interésintroductorio del 0 % durante 21 meses.
Chase también dispone de una tarjeta balance transfer, la tarjeta Slate, con un interés del 0% durante 15 meses aplicable tanto a las compras como a las transferencias de saldos. Incluso Banco Santander dispone de una tarjeta en el Reino Unido que ofrece un interés inicial del 0% durante 15 meses y además no cobra comisión de servicio ni cuota anual
Refinanciar deudas al 0 % TIN
La tarjeta Barclaycard Oro ha sido la primera en incorporar esta ventaja en nuestro país. Pero ¿cuánto se puede ahorrar realmente el cliente? Para empezar, la tarjeta de crédito BarclaycardOro no tiene cuota anual, por lo que el cliente se ahorra ese gasto que puede superar los 30 euros en otros "plásticos". Sin embargo, lo realmente interesante de las tarjetas balance transfer es la posibilidad de refinanciar las deudas con un interés mucho menor del que se está pagando con la otra tarjeta.
Hagamos números. Supongamos que hemos contraído una deuda de 3.000 euros con el proveedor de nuestra tarjeta, que tiene un interés del 25 % TIN, y queremos fraccionar su pago durante 12 meses. La cuota mensual sería de 285,13 euros y una vez finalizado el plazo se habría pagado entre intereses y capital 3.421,56 euros.
Sin embargo, si se refinanciase la deuda con la tarjeta Barclaycard Oro, la única que ofrece este servicio en España, nos podríamos ahorrar más de 300 euros. Sólo tendríamos que solicitar a la compañía un traspaso de 3.000 euros a nuestra cuenta corriente para saldar la otra deuda y luego devolver esa cantidad en 12 meses al 0 % TIN. Eso sí, habría que abona una comisión de servicio del 3,99 % sobre el saldo dispuesto ?que también se financia al 0 %-. En este caso, la cuota mensual sería de 259,98 euros y la deuda total, de 3.119 euros, equivalente a un ahorro de 302 euros.
Los tres puntos clave de las tarjetas ‘balance transfer‘
Como ocurre con cualquier otro producto financiero, antes de contratar una tarjeta que incluya el servicio de transferencia de saldo es importante fijarse en la "letra pequeña". Los tres puntos clave a tener en cuenta con este tipo de "plásticos" son estos:
Primero, el interés promocional y el tiempo durante el cual está vigente. Lo ideal es que sea del 0 % TIN y que esté vigente como mínimo durante un año. Fuera de España se pueden encontrar tarjetas con períodos introductorios superiores que pueden llegar casi a los 2 años, algo que de momento no existe en España.
Segundo, el interés una vez pasado el período promocional. Para aprovechar al máximo las ventajas del servicio, es importante que la devolución del saldo dispuesto se haga antes de que termine el período de interés al 0 %, ya que pasado ese plazo el resto de la deuda se empezará a financiar al interés habitual de la tarjeta, que puede superar el 20 % TIN. Por otra parte, es importante también analizar cuál es el interés aplicado a las compras. La Barclaycard Oro aplica un interés a las compras pagadas a plazo del 23,90 % TIN que también es el interés que se aplica al saldo dispuesto pasados los 12 meses promocionales. Fuera de España se pueden encontrar ejemplos de tarjetas en las que el interés del 0 % se aplica tanto al servicio de transferencia de saldo como a las compras pagadas a plazo.
Tercero, la cuota anual de la tarjeta. Lo ideal es que la tarjeta sea gratis. Si no fuese gratis, habría que hacer números y averiguar si lo que se va a ahorrar por una parte no se va a acabar pagando en forma de comisiones de emisión y de renovación.