El consenso esperaba que el Banco Central Europeo (BCE) ampliará su programa de compras de deuda (QE) hasta septiembre de 2017 (desde marzo), sin embargo, la autoridad monetaria ha preferido hacerlo hasta diciembre, ante la escalada de las tensiones políticas en el Viejo Continente: Brexit, Italia, elecciones en Francia y Alemania… Al mismo tiempo, anunció […]
Dirigentes Digital
| 09 dic 2016
El consenso esperaba que el Banco Central Europeo (BCE) ampliará su programa de compras de deuda (QE) hasta septiembre de 2017 (desde marzo), sin embargo, la autoridad monetaria ha preferido hacerlo hasta diciembre, ante la escalada de las tensiones políticas en el Viejo Continente: Brexit, Italia, elecciones en Francia y Alemania… Al mismo tiempo, anunció que desde enero podrá adquirir bonos a un año (el mínimo antes era dos) y con rentabilidad por debajo del tipo de depósito (que se mantuvo sin cambios en el -0,4%).
Con todo, no se olvidó de los efectos perversos de sus políticas (rentabilidades mínimas y presión sobre los bancos, principalmente), ni tampoco de la mejora de las expectativas (especialmente de inflación), y apuntó que desde abril sus adquisiciones mensuales se reducirán a 60.000 millones, desde los 80.000 millones actuales. O lo que el mercado ha interpretado como el inicio del tapering o de la retirada de estímulos.
Aunque el presidente del BCE, Mario Draghi, hizo especial hincapié en descartar este extremo, lo cierto es que la posible ‘estrategia de salida’ de la autoridad monetaria de la Zona Euro está sobre la mesa, con toda la inestabilidad que ello conlleva.
Anna Stupnytska, economista global de Fidelity International, relativiza este último movimiento del organismo y apunta: “Incluso cuando se anunció la reducción de las compras de activos, quedó claro que se incrementaría el ritmo de las mismas en caso necesario, lo que supone una cobertura sensata contra el riesgo político, el endurecimiento de las condiciones financieras y otros factores negativos. Dejó claro que tiene muy presente la incertidumbre derivada de las próximas citas electorales, la trayectoria de la inflación subyacente y el ritmo de ajuste estructural (algo lógico, a la vista del trasfondo político de este año)”.
Ahora bien, reconoce, que más allá del hecho de que la política monetaria seguirá siendo flexible, la decisión del BCE “nos deja otro mensaje más implícito: que el nivel de expansión monetaria no está en consonancia con la coyuntura cíclica y que está aumentando la preocupación por la relajación cuantitativa y los tipos de interés negativos dentro del Consejo de Gobierno de la entidad. La reducción gradual de la liquidez será un tema predominante en los mercados en 2017 y más allá”, adelanta.
En este sentido, Chris Williamson, economista jefe de Markit, considera que las primeras pinceladas del tapering no son sorprendentes. “El crecimiento económico parece estar ganando fuerza a pesar del Brexit y de la preocupación sobre el potencial desestabilizador de las elecciones en Francia, Holanda y Alemania”, explica.
Opina este experto que las “perspectivas para 2017 han mejorado, aunque hay un claro riesgo político que podría hacer descarrilar la recuperación. El estímulo adicional del BCE debería ayudar en este sentido y no podemos olvidar que si las condiciones se deterioran, la cantidad y duración del QE se ampliarán”.
Coincide Morgane Delledone, analista de ETF Securities, al señalar que la postura adoptada por Draghi es “extremadamente prudente y prospectiva, reflejando los crecientes riesgos inflacionarios y la perspectiva de mayor gasto fiscal el próximo año”. Mientras, Jennifer McKewon, economista jefe para Europa de Capital Economics, se queda también con la “clara cautela” del banquero italiano. De hecho, reitera su idea de que el trabajo de la autoridad monetaria está lejos de haber terminado, por lo que “vemos una posibilidad significativa de que aumente el ritmo de compras en 2017”.
Si bien, para Patrick O’Donnell, gestor de inversiones de Aberdeen Asset Management, aunque el BCE “se ha asegurado una cierta flexibilidad si las perspectivas se vuelven menos favorables, lo cual podría proporcionar cierta comodidad. Pero hemos visto en el pasado que cualquier cosa que no sea un compromiso incondicional tiende a producir resultados poco favorables en el mercado”.
Con todo, Yves Longchamp, head of research de ETHENEA Independent Investors, considera que al enfatizar el compromiso con los estímulos, “Draghi equilibró la incertidumbre de la agenda política europea de 2017 con la certeza de la política monetaria europea en 2017”.