Una apuesta de 9.000 años Arthur Guinness nació en 1725 cerca de Celbridge (Irlanda), en el condado de Kildare, donde su padre, Richard Guinness, administraba las tierras del Dr. Arthur Price, Arzobispo de Cashel. Richard tenía que supervisar la elaboración de cerveza para los trabajadores de la propiedad, por lo que el joven Arthur aprendió […]
Dirigentes Digital
| 09 abr 2015
Una apuesta de 9.000 años
Arthur Guinness nació en 1725 cerca de Celbridge (Irlanda), en el condado de Kildare, donde su padre, Richard Guinness, administraba las tierras del Dr. Arthur Price, Arzobispo de Cashel. Richard tenía que supervisar la elaboración de cerveza para los trabajadores de la propiedad, por lo que el joven Arthur aprendió este arte de su padre. Arthur heredó 100 libras del Arzobispo, que era también su padrino, y con ese dinero puso en marcha una pequeña fábrica de cerveza en la vecina localidad de Leixlip. Cuando cumplió 34 años, cedió la fábrica de Leixlip a su hermano menor y decidió probar suerte en Dublín, la capital. La industria de la cerveza en Dublín no atravesaba por entonces su mejor momento, ya que la cerveza inglesa disfrutaba de ventajas fiscales con respecto al producto local. Pero eso no disuadió a Arthur, quien decidió adquirir en St James’s Gate una pequeña fábrica de cerveza, en desuso y pobremente equipada. El contrato, firmado el 31 de diciembre de 1759, le concedía el uso del inmueble durante 9.000 años por una renta anual de 45 libras.
En tiempos de la Ley Seca
La historia que arropa a Smuggler’s Strength Gin se remonta a los años 20 del siglo pasado, cuando se ilegalizó el consumo de alcohol en países como Estados Unidos, Noruega y Finlandia, y está íntimamente ligada a un hombre, Algoth Niska, el mayor contrabandista del norte de Europa. Niska se gestó una gran fama al margen de la legalidad surtiendo a la alta sociedad escandinava de los preciados licores fabricados en Inglaterra, muy especialmente de ginebra. En él y en sus secuaces se asienta la leyenda que ha dado vida a Smuggler’s Strength Gin: "Cuentan que una fría noche de 1922 un barco, el Forest Star, naufragó frente a las costas de la isla sueca de Öland con un valioso cargamento: la ginebra británica más buscada en aquel entonces. Detrás de todo parecía estar el famoso Anton Smuggelsson, tal vez el propio Niska camuflado, cuyas alas aventureras quedaron cortadas en el momento en que las toneladas de la ansiada mercancía nunca llegaron a puerto, sino que quedaron sumergidas en el fondo del Báltico.
Dicen que pasaron muchos años, hasta que un intrépido buceador encontró unas botellas que fueron a parar a la londinense Thames Distillery, donde los desarrollados olfatos del equipo destilador supieron identificar que no se trataba de una bebida corriente. Mucho esfuerzo, dedicación, investigación y trabajo fueron necesarios para crear un producto idéntico al que habían hallado, una ginebra extra dry con un estilo clásico y único que había quedado en el olvido.
Puede leer el reportaje completo en nuestra revista Dirigentes del mes de abril.