En el último informe de perspectivas de inversión que este experto elabora para Janus Capital, advierte que este entorno (tipos reducidos y menores ganancias) "nos ha llevado a aguas desconocidas, aguas, de las que debemos saber, que son hostiles para los inversores". La clave, opina, es saber ahora cómo maximizar las rentabilidades frente a los […]
Dirigentes Digital
| 08 abr 2015
En el último informe de perspectivas de inversión que este experto elabora para Janus Capital, advierte que este entorno (tipos reducidos y menores ganancias) "nos ha llevado a aguas desconocidas, aguas, de las que debemos saber, que son hostiles para los inversores". La clave, opina, es saber ahora cómo maximizar las rentabilidades frente a los riesgos.
"Hay varios enfoques, cualquiera de ellos puede ser correcto", señala y recoge cuatro: Bridgewater "avanza el tema de que si los costes de financiación se centran en torno al 0%, entonces los activos puede ser cautelosamente apalancados". Mientras que Grantham y sus compañeros de GMO espera una "avalancha en el mercado en el corto plazo y puede que tengan razón, pero si no es así cosecharán retornos inferiores mientras esperan".
Luego está Warren Buffett, quien "tiene la ventaja de un fondo casi cerrado y perpetuo y optar por comprar acciones baratas". Y para quienes no cuentan con este "beneficio", quizá Jack Bogle esté en lo correcto: "Uno no puede estar seguro de hacia dónde van los mercados, pero sí puede estarlo de que cuanto más bajos sean los tipos mejor".
De estas opciones, las carteras de Janus, afirma Gross, se aproximan más a la filosofía de Bridgewater: "El apalancamiento barato es una estrategia de generación de alfa, siempre y cuando los tipos a corto se mantengan bajos e imiten el 0% de la nueva neutraliad. Por su puesto, si un inversor pide prestado a corto plazo para invertir más tiempo y en más riesgo, el alfa potencial exige corregir los activos correctos para apalancarse. Algo que no es fácil en estos días, ya que casi todos los activos están valorados artificialmente".
El reto es, pues, comprar "aquellos que mantendrán estos precios artificiales en nuestro horizonte de inversión". En este sentido, señala que, en su opinión, "los diferenciales de crédito están muy ajustados y, por tanto, caros. La duración es más neutral, pero hay poco que ganar en Estados Unidos, la Zona Euro y Reino Unido, a menos que la economía vuelva a la recesión".
Así, la oportunidad más atractiva se encuentra en el programa de compras de deuda (QE) del Banco Central Europeo (BCE), "que comprará casi el 200% de las nuevas emisiones soberanas en sus 18 meses de duración, manteniendo bajos los rendimientos en Alemania y, por tanto, anclando a la deuda estadounidense y británica en el camino".
Eso sí, declara: "Yo no compraría estos activos claramente sobrevalorados, pero vendería ‘volatilidad’ en torno a ellos, de tal forma que podría obtener rendimientos mucho más altos si el bono a diez años germano en una base de 20 puntos básicos no se mueve a -.05% o hasta .50% en tres meses".