El primer día de 2015 Brasil daba el pistoletazo de salida a una nueva legislatura encabezada por el Partido de los Trabajadores (PT) que de esta forma encara su cuarto mandato consecutivo. La diferencia con respecto a los anteriores mandatos es que Brasil afronta un futuro económico incierto que requiere de grandes medidas que se […]
Dirigentes Digital
| 06 ene 2015
El primer día de 2015 Brasil daba el pistoletazo de salida a una nueva legislatura encabezada por el Partido de los Trabajadores (PT) que de esta forma encara su cuarto mandato consecutivo. La diferencia con respecto a los anteriores mandatos es que Brasil afronta un futuro económico incierto que requiere de grandes medidas que se equilibren con la cobertura social de la que han hecho gala los últimos años.
El mercado nunca ha escondido su temor a un nuevo gobierno de Rousseff. Cuando la líder del PT ganó al segunda vuelta en la elecciones, el real brasileño reaccionó a la baja llegando a cotizar en mínimos. El Bovespa, el indicador bursátil brasileño, respondía con pérdidas cercanas al 3% con las principales energéticas cotizando en negativo. La razón es que el PT apostaba por políticas intervencionistas mientras que los analistas señalaban que el país necesitaba la liberalización del mercado y una política monetaria independiente. De hecho, los inversores acusaban al partido de Rousseff de haber "borrado" el 50% del valor de la Bolsa desde que llegó al poder en 2011.
Desde luego, el país tiene un largo recorrido para lograr repuntar su economía durante los próximos años.
Escapando de la recesión
La salud de su economía dio un gran susto cuando los datos del segundo trimestre de 2014 confirmaban que el país entraba en recesión tras una contracción del 0,6%. Entre 2003 y 2010 su economía creció a una media anual del 4%. Aunque en tercer trimestre consiguió remontar y poner fin a la recesión, quedaba patente que Brasil necesitaba una reforma.
En este sentido, el Observatorio Económico de Brasil publicado por BBVA Research el 17 de diciembre, apuntaba que a "el primer año del segundo gobierno de la presidenta Dilma Rousseff estará marcado por un ajuste ortodoxo de la política económica, con el fin de recuperar la confianza y afrontar el riesgo de desestabilización de la economía. A pesar de que el entorno interno era más desafiante en 2003, el ajuste actual puede (al menos en su inicio) resultar poco convincente debido a la adopción de un conjunto de políticas muy distinto en el gobierno inicial de la presidenta Dilma Rousseff".
Ajuste fiscal y monetario
Desde BBVA Research, Enestor Dos Santos, autor del observatorio, también destaca que el ajuste se verá también en el terreno fiscal y monetario. En cambio, en una comparación con las reformas ejecutadas por Lula da Silva en 2003, el especialista indica que "todavía no queda del todo claro que el apoyo político al ajuste actualmente en marcha sea tan fuerte como fue en 2003. Además, es probable que el avance en la adopción de reformas económicas que se observó en aquel momento no se repita ahora".
De momento, el que promete convertirse en la mano derecha de Rousseff, el nuevo ministro de hacienda Joaquim Levy, con un perfil más técnico, ha optado por la fórmula del superávit primario con una revisión de la deuda pública.
Aunque entre 2003 y 2015 han pasado muchas cosas y la economía global es totalmente distinta, el país necesita un nuevo ciclo de crecimiento que logre sacar a Brasil del letargo. Ahora, "sólo necesita apoyo político y tiempo.