Una de las grandes dudas de 2015 (y probablemente de 2016) es el impacto que la desaceleración de los países emergentes tendrá en la economía global. El frenazo de China ha supuesto un gran reto para la mayoría de economías y, sobre todo, un fuerte impacto en los mercados. En cambio, si nos centramos en […]
Dirigentes Digital
| 13 nov 2015
Una de las grandes dudas de 2015 (y probablemente de 2016) es el impacto que la desaceleración de los países emergentes tendrá en la economía global. El frenazo de China ha supuesto un gran reto para la mayoría de economías y, sobre todo, un fuerte impacto en los mercados. En cambio, si nos centramos en la situación de Latinoamérica, el foco de atención cambia.
"Con la finalidad de resultar competitiva en este entorno, América Latina debe abordar un plan de reformas estructurales que plantee soluciones y alternativas a la ralentización y desaceleración del desarrollo de la región y evitar, así, el estancamiento en lo que se denomina ‘trampa del ingreso medio’, tal y como explican desde Llorente & Cuenca.
Entre estos retos cobra especial relevancia el papel de Brasil, que entró en recesión este verano y cuya situación política y económica no hace más que empeorar. De hecho, un estudio presentado hoy por el banco brasileño Itaú realza que los datos de su economía mermarán el crecimiento del la región.
El economista jefe de la entidad brasileña, Ilan Goldfajn, destaca que, aunque la situación de toda la región se ha estabilizado, el desplome del petróleo seguirá afectando a la actividad económica de la región y en especial a Brasil, país en el que no ve ningún signo de mejora.
Cambio de ciclo
La consultora también estima que Latinoamérica, más que un cambio de ciclo, "atraviesa por un cambio de época". En concreto, Llorente & Cuenca destaca que la la región vivió una "Década Dorada" entre 2003 y 2013, que "trajo un tiempo de bonanza exportadora para la región apoyada en unos planteamientos ortodoxos en materia macroeconómica y en unas reformas previas, llevadas a cabo en los 80 y 90".
En su informe, Nuevos tiempos para América Latina, consideran que esa época ya es historia y ahora nuevos retos asoman para unas economías latinoamericanas que deben encarar un tiempo nuevo de reformas estructurales para adaptarse a un mundo más competitivo y con niveles de crecimiento menores y más volátiles y donde las commodities no van a ser las únicas ni las principales locomotoras del crecimiento.