"Debido a la desvalorización del real (moneda brasileña) frente al dólar, este es un momento propicio para el inversionista extranjero, pues las empresas brasileñas están baratas y muy endeudadas", explica a DIRIGENTES el economista Lucas Sampaio en São Paulo, Brasil. "Cuando los brasileños no tienen dinero, los extranjeros aportan capital pues sus planes son a […]
Dirigentes Digital
| 14 mar 2016
"Debido a la desvalorización del real (moneda brasileña) frente al dólar, este es un momento propicio para el inversionista extranjero, pues las empresas brasileñas están baratas y muy endeudadas", explica a DIRIGENTES el economista Lucas Sampaio en São Paulo, Brasil.
"Cuando los brasileños no tienen dinero, los extranjeros aportan capital pues sus planes son a largo plazo", dijo Sampaio, exgestor de recursos para Fitch Ratings que lleva más de diez años actuando en el análisis de riesgo en períodos de crisis.
Política vs Economía
Sampaio sostiene que la crisis que vive Brasil bajo el segundo Gobierno de la presidente Dilma Rousseff es más política que económica. "Si ocurre un cambio político (un eventual alejamiento de la mandataria), el dólar podrá caer, como mucho, hasta R$ 3", dijo. En ese momento, la divisa se cotizaba a R$ 4,04.
Como validación de su pronóstico, en la primera semana de marzo el tipo de cambio cayó más del 5% y la bolsa subió más de 18% ante las señales de que Rousseff podría ser destituida debido a las derivaciones de la operación Lava Jato. Su derrocamiento es el tipo de "cambio político" que el mercado evidenció estar esperando.
El día en que el expresidente Lula fue conducido por la Policía Federal a prestar declaración ante la Justicia, la moneda norteamericana cayó 1,12% (a R$ 3,76) y la Bovespa (Bolsa de Valores del Estado de São Paulo) cerró en alza de 4,01%.
"La cotización va a oscilar entre R$ 3,75 y R$ 4,30, mientras que la retracción del PIB llegará a -3,0% en 2016", había pronosticado Sampaio en febrero en su análisis "¿Crisis u oportunidad?", ante empresarios turcos en Brasil.
La dinámica de un ciclo
El especialista ve en la actual coyuntura la insinuación de un ciclo. "La trayectoria de la inflación desde la implantación del plan Real (1994) hasta hoy muestra que hay algunos puntos semejantes", señaló, en alusión a la secuencia: "recesión" (década 1980) – "abertura de la economía" (década 1990) – "crisis cambial" (1998-2003) – "boom de las materias primas y recesión" (2003-2015).
"Llegamos al fondo del pozo o estamos muy cerca; no hay mucho más espacio para caer. Habrá un rebote hacia fines de 2016, inicios de 2017. Mientras tanto, la caída tiende a ir frenando", estimó el experto.
Para 2016, el economista estima que la inflación cerrará en 7,2%. En 2015, el índice se disparó más allá de la meta oficial del 4,7% y cerró el año en 10,7%. Para los tipos básicos de interés, su cálculo es que se mantenga el 14,25% actual hasta fin de 2016.
Activos a venta
Cerca de un 50% de los recursos colocados en la Bovespa pertenece a extranjeros. Los últimos hechos de la crisis política brasileña no provocaron la salida de esos capitales, como ha ocurrido en otros países en circunstancias similares, sino lo contrario.
"La inversión extranjera ha aumentado durante las crisis en Brasil y el momento actual, debido a la valorización del real, es muy propicio para los extranjeros que quieran comprar empresas para posicionarse, pues están baratas y endeudas", resume el economista.
La oferta actual de activos brasileños varía entre 90.000 y 150.000 millones de dólares en ocho sectores, según estimaciones de bancos de inversiones dadas a conocer por la agencia de mercado Broadcast.
En esa línea, el Gobierno aprobó (el 2 de marzo) la ampliación del límite de capital extranjero en las compañías aéreas de 20% a 49%. El propósito es atraer nuevos inversores hacia el mercado de aviación comercial, aumentando así la competición en el sector.
Otros sectores también se muestran permeables a la inversión extranjera, como lo muestra la iniciativa del Gobierno de rehabilitar los juegos de dinero a multinacionales del sector a fin de mejorar su recaudación.
Protestas a pie de calle
Más de 3,5 millones de ciudadanos, según datos de la Policía Militar, salieron el pasado domingo a las calles de 326 ciudades en todo Brasil para pedir la destitución de la presidente Dilma Rousseff, la prisión del expresidente Lula da Silva y la profundización del combate a la corrupción. Los organizadores hablan de 6,8 millones de personas. Rousseff convocó a una reunión de emergencia para evaluar la jornada, que superó las expectativas numéricas oficiales.
Tras finalizar las movilizaciones, el Gobierno emitió un comunicado en el que elogió el "carácter pacífico" de los actos y declaró que "la libertad de manifestación es propia de la democracia y todos deben respetarla". La marcha en São Paulo supera el histórico récord del movimiento "Diretas já", de 1984, que pedía elecciones directas para salir de la dictadura.