Históricamente la visión y el compromiso del Reino Unido sobre la Unión Europea ha sido la de un mercado beneficioso para su economía, pero sin concesiones políticas. Tras el Brexit, la percepción del país ha variado poco. El Gobierno británico pretende salir del club pero sin renunciar a las ventajas del mercado único. "Obviamente es […]
Dirigentes Digital
| 29 jun 2016
Históricamente la visión y el compromiso del Reino Unido sobre la Unión Europea ha sido la de un mercado beneficioso para su economía, pero sin concesiones políticas. Tras el Brexit, la percepción del país ha variado poco. El Gobierno británico pretende salir del club pero sin renunciar a las ventajas del mercado único.
"Obviamente es un desafío difícil, porque la UE ve el mercado único como un mercado único de bienes, servicios, capitales y personas, y esas cosas van juntas", indicó Cameron en una rueda de prensa tras participar en el Consejo Europeo.
"A veces pensamos que estas cosas son opciones separadas, pero aquí el sentido es que estas cosas van juntas y que si quieres los beneficios completos del mercado único, entonces tienes que implicarte en todas las partes", subrayó, pero advirtió de que el Reino Unido lo intentará: "va a ser un enorme desafío intentar conseguirlo en el futuro, un desafío para Europa y un desafío para el Reino Unido".
La lectura del Gobierno británico de la victoria del Brexit es "la preocupación por la soberanía y el movimiento de personas e inmigración", pero aseguró que "Reino Unido no dará la espalda a la Unión Europea".
De momento se está imponiendo en el resto de países europeos el deseo de que la ruptura sea rápida. La canciller germana, Angela Merkel, está defiendo el pragmatismo para que la separación sea lo menos traumática posible. "No veo ninguna manera de revertir esto. Todos, también de cara a las relaciones futuras (con el Reino Unido) haríamos bien en tener en cuenta la realidad. No es el momento de las ilusiones, sino de contemplar la realidad", señaló Merkel en la rueda de prensa.
Hay consenso entre los líderes europeos para que no se demore el proceso de la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa. "Se nos aseguró que hasta que el Reino Unido se vaya será un miembro pleno", comentó Cameron, y añadió que "mientras buscamos la mejor asociación que podamos con la UE tras dejarla, es imposible tener todos los beneficios de la pertenencia sin algunos de los costes de la pertenencia".
Cameron señaló que "no estuvo en el espíritu de la reunión" el presionar a Reino Unido para que acelere la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, que regulará su salida, y confirmó que activarlo le corresponderá a su sucesor.
"La activación del artículo 50 funcionará mejor si ambas partes saben lo que intentan lograr en la negociación que está a punto de empezar", explicó, y añadió que ha de haber un "trabajo intenso por parte del funcionariado y el nuevo primer ministro para decidir cuáles son objetivos del Reino Unido, el tipo modelo que queremos lograr, y entonces la decisión estará en manos del primer ministro".
"Parto del hecho de que se activará el proceso, pero después de un tiempo de reflexión en el que Reino Unido decida qué relación quiere mantener en el futuro con la Unión Europea", remarcó Merkel en contra de las expectativas de Cameron.
Además, la dirigente alemana ha vetado las negociaciones bilaterales con Reino Unido para diseñar las futuras relaciones con el país vecino. "Se negociará mediante las orientaciones del Consejo Europeo y cualquier acuerdo tendrá que ser aprobado por mayoría cualificada por el Consejo previa aprobación del Parlamento Europeo", indicó. La CE, señaló, negocia con países terceros las adhesiones, y tiene "todo el conocimiento técnico" para liderar este proceso, si bien los países aprobarán las directrices y velarán después por que se apliquen, igual que la Eurocámara.