En su última carta mensual, el experto explica que la victoria del Brexit pilló por sorpresa a muchos inversores "que infringieron con un mismo gesto dos normas elementales de la gestión de riesgos: 1) mantener siempre un pensamiento independiente, atreviéndose a ir contra el consenso, máxime cuando éste es unánime; 2) protegerse frente a los […]
Dirigentes Digital
| 14 jul 2016
En su última carta mensual, el experto explica que la victoria del Brexit pilló por sorpresa a muchos inversores "que infringieron con un mismo gesto dos normas elementales de la gestión de riesgos: 1) mantener siempre un pensamiento independiente, atreviéndose a ir contra el consenso, máxime cuando éste es unánime; 2) protegerse frente a los riesgos muy asimétricos".
Por eso, y tras la abrupta reacción del mercado, Saint-Georges considera que la clave ahora "será integrar este nuevo acontecimiento en un análisis objetivo del riesgo y determinar si esta vez los mercados no han quedado excesivamente cegados por el miedo". A su juicio, la gestión de los riesgos consiste también en atreverse a asumirlos, "a menudo adelantándose a ellos, pero también equivocándose a veces".
El experto recuerda que a un repunte de los beneficios empresariales que nunca ha terminado de llegar se ha sumado en el último año la evidencia de que las políticas monetarias tampoco han impulsado como se preveía el crecimiento. Algo que ha provocado "tres envites" para los inversores: la devaluación del yuan en agosto de 2015, el hundimiento de los precios del petróleo en enero de 2016 y, ahora, el resultado del referéndum británico.
Tres eventos que vuelven a aumentar el riesgo de ralentización y que obligan a la firma a mantener sin cambios la estructuración general de sus carteras. "Así pues, se mantendrá la diversificación geográfica y el equilibrio entre los valores de gran visibilidad, la deuda corporativa del sector bancario europeo, los valores del sector del oro, las divisas refugio y los bonos del Tesoro estadounidense, que han desempeñado a la perfección su papel durante la caída de los mercados del 24 de junio", insiste Saint-Georges.
Según indica, esa inestabilidad que se ha visto confirmada en tres ocasiones en los últimos meses, "nos reafirma en nuestra decisión de optar por una gestión muy activa de las tasas de exposición, con el fin de explotar lo mejor posible los movimientos intermedios de los mercados".
A su juicio, en un entorno de tipos de interés nulos e incluso negativos, "pretender generar rentabilidad a largo plazo sin asumir riesgos sería más engañoso que nunca". Pero será complicado. "La búsqueda de rentabilidades comienza por atreverse y por esforzarse en tener, de media, más aciertos que errores", insiste. A pesar de lo evidente que parece, este objetivo a largo plazo no tiene nada de trivial. El experto alude a análisis independientes que muestran que los mejores procesos de inversión a largo plazo registran un porcentaje medio de aciertos del 60 %. "No obstante, no todos los errores son iguales: por ejemplo, en sus cinco peores meses en veinte años, el índice S&P 500 perdió el 50 % de su rentabilidad (pasó del +560 % al +236 %)", explica.
Por eso, considera que gestionar sin valentía es un ejercicio estéril, mientras que gestionar sin rigor es peligroso. "La gestión de los riesgos implica prestar una atención meticulosa a los riesgos asimétricos y ser consciente en todo momento de la responsabilidad que conlleva la confianza de los clientes", sentencia Saint-Georges.