“Desde principios de enero y hasta finales de junio, ha aumentado la exposición a renta fija y se ha reducido el peso de la renta variable, los fondos mixtos y los convertibles” en las carteras españolas conservadoras, que suponen dos tercios del total analizado en España, destaca Juan José González de Paz, consultor senior del […]
Dirigentes Digital
| 16 nov 2016
“Desde principios de enero y hasta finales de junio, ha aumentado la exposición a renta fija y se ha reducido el peso de la renta variable, los fondos mixtos y los convertibles” en las carteras españolas conservadoras, que suponen dos tercios del total analizado en España, destaca Juan José González de Paz, consultor senior del departamento internacional de Análisis y Consultoría de Natixis Global AM (PRCG). Hemos visto, resume, como los inversores han pasado “de estar positivos en Bolsa a aumentar sus posiciones en bonos”. Sin embargo, llama la atención que en este universo “parece haber aumentado la preferencia por fondos activos flexibles con mandatos de gestión amplios”. Al mismo tiempo, se han acortado las duraciones, tanto en deuda corporativa como gubernamental; y ha crecido la exposición a crédito, renta fija global y de países emergentes. Con el foco puesto en la gestión del riesgo y la diversificación, González de Paz recuerda que acortar plazos reduce también el hedge natural para hacer frente a ‘eventos’ de mercado. Situaciones que tras el Brexit y la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos se tornan menos imposibles de lo que pareciera en un principio… En cuanto al crecimiento del crédito y la deuda emergente se explica en la caída de las rentabilidades de la renta fija tradicional. Supone, reconoce, un incremento del riesgo en cartera. Si bien, matiza, se observa al mismo tiempo un incremento del cash (efectivo), así parece que los portfolios se mueven más en los extremos que en la parte intermedia del riesgo. Sobre la ‘porción’ de renta variable en cartera priman los stock pickers y un sesgo claramente doméstico, aunque se ha reducido la exposición a Europa, Zona Euro y España a favor también de Bolsa global y emergente. Ceden también las ‘inversiones satélite’, por sectores o por países, ante la “falta de claridad de los mercados” y el riesgo político. Mientras, los multiactivos han sufrido bastante con los recientes shocks del mercado, por lo que la clave en este sentido, apunta González de Paz, es establecer claramente el papel que juega en cartera, si buscamos diversificar (reducir correlación entre activos) o que añadan rentabilidad. Finalmente, en las estrategias alternativas las más populares siguen siendo equity market neutral y long/short equity, produciéndose los principales flujos de salida en El aumento del riesgo, concluye, Sophie del Campo, directora general de Natixis Global AM para Iberia, Latinoamérica y US offshore, “supone un desafío, sobre todo para las carteras conservadoras. Ha aumentado la correlación entre los activos clásicos, como Bolsa y bonos. Cada vez es más difícil diversificar correctamente y encontrar activos que permitan alcanzar los objetivos de rentabilidad”. Cómo acabará 2016 y comenzará 2017 En este sentido, de cara a la cuarta edición de este barómetro, el equipo de PRCG cree que el peso de la renta variable seguirá cayendo, especialmente las pequeñas de pequeña y mediana capitalización. Además, anticipan un cierto repunte de las inversiones que puedan beneficiarse de una inflación algo más elevada, como los bonos ligados a la inflación o las Bolsas de algunos emergentes. Las preocupaciones, añaden, no cambian: el incremento de la volatilidad en las carteras, unido a un aumento de la correlación entre equity y deuda; la baja rentabilidad de esta última; la posible llegada a Europa de la rotación sectorial que se ha iniciado en Estados Unidos; y los movimientos de divisas. Así las cosas, cuatro tipos de activos son los que Sophie del Campo identifica para construir carteras más duraderas de cara a 2017: “Los fondos de retorno absoluto, que aportan una importante descorrelación; las estrategias de renta variable europea con sesgo growth, que permiten ‘jugar’ a la recuperación de la región; fondos de renta fija de países emergentes, que podrían ofrecer rendimientos atractivos; y deuda de corta duración”.