Las incertidumbres (China, Fed, inestabilidad política, petróleo, emergentes…) y las preocupaciones por la economía han propiciado que, desde 2014, los inversores hayan buscado esas acciones seguras por su mayor crecimiento esperado o sus características defensivas. Como consecuencia de ello, los títulos value se han comportado peor que estos comparables. Ahora bien, señala Maarten Polfliet, gestor […]
Dirigentes Digital
| 26 may 2016
Las incertidumbres (China, Fed, inestabilidad política, petróleo, emergentes…) y las preocupaciones por la economía han propiciado que, desde 2014, los inversores hayan buscado esas acciones seguras por su mayor crecimiento esperado o sus características defensivas. Como consecuencia de ello, los títulos value se han comportado peor que estos comparables.
Ahora bien, señala Maarten Polfliet, gestor de Robeco, desde 1931 ha habido "periodos significativos en los que las segundas lo han hecho mejor que las primeras". La clave para capturarlos es la "paciencia".
Y recuerda la filosofía de su fondo, el Robeco Quant Value Equities: comprar acciones a un precio inferior a su valor intrínseco y beneficiarse de los ingresos por dividendo y la apreciación futura. "Esto se puede medir comparando el valor de mercado con sus fundamentales, como el book value o los ingresos".
Reconoce asimismo que es "muy difícil tener éxito a la hora d descubrir cuando el mercado va a cambiar de crecimiento a value, y viceversa", por ello, reitera, "paciencia y resistencia para aguantar los vaivenes es esencial". Así, su experiencia es la siguiente: "Nos fijamos en los datos de largo plazo y vemos argumentos válidos por los que la estrategias value han funcionado en el pasado, por lo que debemos seguir trabajando para el futuro".
Tres son sus recomendaciones principales: evitar los riesgos no compensados, esto es, las "trampas de valor"; ser conscientes de que este tipo de estrategias puede ir contra otros factores de prima como la baja volatilidad o el momentum; teniendo en cuenta estas dos cuestiones, además, "se puede crear una cartera más concentrada que las de enfoque genérico, lo que resulta en mayores retornos".
Un ejemplo de oportunidad lo encontramos en el denostado sector energético, que cotiza a 1,3 veces su valor contable, con una rentabilidad por dividendo del 4,4% y un ratio precio/beneficio en línea con el mercado. Ahora bien, advierte, la industria petrolera "sufre también quiebras y defaults por lo que sigue siendo importante ser selectivos y no olvidar que algunos valores son baratos por alguna razón".
Finalmente, parafrasea al reputado inversor Sir John Templeton: "Es imposible cosechar rentabilidades superiores a menos que se haga algo diferente a la mayoría".