El hundimiento del petróleo, la desaceleración de los emergentes, con China a la cabeza, la pérdida de momentum de la economía global y el endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed), así como las dudas sobre la eficacia de las medidas del resto de bancos centrales, creaban una ‘tormenta perfecta’ en los […]
Dirigentes Digital
| 30 mar 2016
El hundimiento del petróleo, la desaceleración de los emergentes, con China a la cabeza, la pérdida de momentum de la economía global y el endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed), así como las dudas sobre la eficacia de las medidas del resto de bancos centrales, creaban una ‘tormenta perfecta’ en los mercados que ha propiciando un pánico que ha recordado a muchos lo peor de la crisis financiera de 2008.
Las autoridades monetarias han vuelto a hacer ‘acto de presencia’ logrando ‘calmar las aguas’ y, aunque persisten ciertas suspicacias, el apetito por el riesgo ha regresado y de su mano las oportunidades en las acciones value, las de aquellas empresas cuyos precios no reflejan plenamente su potencial de ganancias
"La estrechez de un mercado impulsado por el crecimiento durante los últimos 18 meses ha sido hostil para el value investing", reconoce Donovan cogestor junto a Pyle del US Large Cap de Robeco Boston Partners. Pero ahora, nos encontramos, explica, ante el típico comportamiento de fin de ciclo que "a menudo crea las condiciones para un giro, sobre todo en aquellos activos que no han contado con el favor inversor". En concreto, este experto observa cinco catalizadores que propiciarán este vuelco.
En primer lugar, un suelo en el precio del crudo. La caída en picado del ‘oro negro’ ha golpeado con fuerza al sector energético de Estados Unidos, con quiebras, recortes de capex y despidos. Y es que, no podemos olvidar que se ha ‘desangrado’ desde los 130 dólares de 2014 hasta los mínimos de 26 vistos este año. "Ahora existe la posibilidad de recortes en la producción tanto de OPEP como de países no pertenecientes al cártel", apuntan.
También apoya su tesis el debilitamiento del dólar. Un ‘billete verde’ fuerte perjudica a las exportadoras estadounidenses. De hecho, según datos de Fundstrat, en 2015 ‘costó’ a las compañías del S&P nueve dólares de sus ganancias sobre una base de ingrasos de 118.
Por otra parte, llaman la atención sobre la ampliación de los diferenciales entre value y crecimiento entre 1,5 y un 2 puntos de desviación de la media estándar, "y esto no es sostenible". Esto, indican, "se observa claramente en Facebook, Amazon, Netflix o Salesforce con diferenciales en 3,3 veces su media de mercado a finales de 2015. Una reversión a la media ayuda a las acciones value".
Asimismo, hacen referencia a posibles sorpresas en los resultados empresariales de Estados Unidos. "La esencia del value investing pasa por la selección de compañía cuyas ganancias exceden lo que descuentan sus precios de mercado. Muchas empresas de este universo terminan asombrando con sus cuentas, ofreciendo una importante prima. Si el crecimiento económico se recupera de los bajos niveles vistos a principios de año, existe un considerable apalancamiento operativo que podría impulsar los balances en muchas industrias".
Finalmente, no podemos olvidarnos de la Fed. "Los mercados tienden a subir tras un periodo de tres meses de ajuste a un cambio en la política monetaria por parte del banco central. Si tenemos en cuenta que la primera subida de tipos en casi una década tuvo lugar en diciembre, marzo/abril pondrán punto y final a este ajuste", concluyen.
Con todo, añaden, también sería considerable el impacto de un cambio en el sentimiento del mercado, especialmente si tenemos en cuenta que, en su opinión, buena parte de la volatilidad reciente se debe a "temores exagerados" sobre China, una recesión en Estados Unidos e, incluso, una nueva crisis financieras. Reconocen que las perspectivas de crecimiento se han reducido, pero "los peores escenarios rara vez se materializan y hay argumentos en contra de muchos".
De hecho, destacan que la banca, el sector energético o industrial norteamericano está cotizando "como si fuera a producirse una recesión significativa. Esto está creando ‘tres círculos’ de oportunidad" en estas áreas del mercado.