“Quizá lo más aterrador es que ya se cumplen ocho años desde el inicio de la crisis financiera, y los bancos centrales del mundo desarrollado continúan con políticas monetarias expansivas”. Así de contundente se muestra Doyle en este aterrador análisis en cincno gráficos sobre la situación del mercado de renta fija, en el que “uno […]
Dirigentes Digital
| 31 oct 2016
“Quizá lo más aterrador es que ya se cumplen ocho años desde el inicio de la crisis financiera, y los bancos centrales del mundo desarrollado continúan con políticas monetarias expansivas”. Así de contundente se muestra Doyle en este aterrador análisis en cincno gráficos sobre la situación del mercado de renta fija, en el que “uno podría pensar que la próxima recesión global está a la vuelta de la esquina”. Tener bonos soberanos da miedo Desde M&G explica cómo los bonos soberanos han sido una de las mejores clases de activo este año en términos de rentabilidad, asegurando que habría razones suficientes para explicar que las rentabilidades seguirán cayendo. Sin embargo, Doyle explica que “los mercados esperan que la normalización de la política monetaria no ocurrirá hasta un futuro distante”, ante una baja inflación que impedirá que los organismos monetarios dejen de comprar deuda, y que ya han provocado que haya 10 billones de dólares en los mercados desarrollados con tipos de interés negativos. “Como resultado, muchas compañías (incluidos los bancos) están luchando en este entorno de tipos negativos, y no está claro cómo se resolverá este problema”. Los bancos centrales no tienen miedo No se trata solo de las compras de bonos de los bancos centrales. Desde M&G explican que los otros grandes inversores, como fondos de pensiones y aseguradoras, también han incrementado la demanda de estos bonos de larga duración. A juicio de los expertos, el envejecimiento de la población evidencia que los inversores se verán obligados a caminar hacia activos de mayor riesgo para generar rentabilidades reales positivas. El riesgo de una subida de la inflación y los tipos de interés A pesar del entorno actual de yields negativas, la forma en la que los bancos centrales reaccionen al próximo repunte de la inflación tendrá consecuencias para los inversores en bonos. “La duración media de una cartera de bonos global es de 7 años, y los inversores podrían registrar Fuertes pérdidas de capital si las tasas empiezan a subir”, advierte Doyle. A su juicio, estas subidas abren un buen número de interrogantes: “¿Subirán los bancos los tipos de interés en un escenario de estanflación?, ¿cómo reaccionará los políticos cuando los ‘papeles’ de los bancos centrales empiecen a dar pérdidas? ¿Corre peligro la independencia de los organismos? Y por último, ¿serán capaces bancos y aseguradoras de superar la pérdida de dinero en sus carteras de bonos a largo plazo? Los riesgos políticos en mercados emergentes podrían forzar las ventas El experto recuerda cómo muchos países emergentes han visto rebajada su calificación crediticia, sobre todo por los riesgos políticos que presentan. A su juicio, los flujos de entrada registrados este año en renta fija emergente podrían dejar a muchos países vulnerables a un incremento de los riesgos políticos en el exterior. “México es un buen ejemplo, al comprobar su reacción ante las presidenciales estadounidenses”, indica el experto, recordando que un recorte en el rating de uno de estos países podría desencadenar una venta forzosa de deuda local en moneda fuerte por parte de los inversores extranjeros. Cuidado. China se enfrenta a una enorme carga de deuda. “Las palabras más peligrosas en finanzas son ‘esta vez será diferente’. Y cuando se trata del crédito, las cosas no tienden a terminar bien”, advierte Doyle, quien asegura que el sistema bancario de China se encuentra bajo una fuerte presión ante el elevado nivel de endeudamiento de la economía. “Existen numerosas señales de alarma parpadeando en ámbar y rojo en el sistema financiero chino”, advierten los expertos, explicando que existe una combinación tóxica entre una elevada deuda y la desaceleración económica. “Mientras las autoridades siguen persiguiendo el crecimiento económico, el capital se está canalizando hacia proyectos no rentables y con exceso de capacidad, lo que hace que con el tiempo los precios puedan empezar a caer, con lo que los prestamistas se enfrentan a fuertes pérdidas de capital. “Además, gran parte de la financiación para proyectos viene del shadow banking, con lo que el sistema es más susceptible de un shock en los flujos de capital”, advierte.