¿Estar en la renta variable europea? Para el equipo de análisis de Allianz GI no hay ninguna duda de que así debe ser y por eso se centran en cinco motivos por los que hay que subirse al tren de los mercados del Viejo Continente. La primera de ella es las valoraciones atractivas comparadas con […]
Dirigentes Digital
| 26 jul 2017
¿Estar en la renta variable europea? Para el equipo de análisis de Allianz GI no hay ninguna duda de que así debe ser y por eso se centran en cinco motivos por los que hay que subirse al tren de los mercados del Viejo Continente. La primera de ella es las valoraciones atractivas comparadas con otras acciones a nivel mundial. El PIB y la población de Europa son mayores que los de Estados Unidos, y muchas empresas europeas generan sus beneficios fuera de Europa. Con las acciones europeas profundamente fuera de moda, los inversores tienen “una oportunidad contraria”. La segunda razón es que el bajo o nulo rendimiento de los bonos deja poco “retorno seguro” a nivel regional. El BCE ha sido extremadamente eficaz en el uso de sus políticas monetarias y de compra de bonos para reducir el coste del crédito por debajo de cero. Esto ha obligado a otros bancos centrales de Europa -incluyendo Dinamarca y Suiza- a implementar tasas negativas propias. Como resultado, los inversores europeos pronto podrían verse obligados a hacer una “gran rotación” de los bonos a las acciones simplemente porque hay pocos resultados positivos disponibles en los bonos europeos. Otro motivo es que las economías europeas se están recuperando. Finalmente, mientras la UE luchaba con la austeridad y con un sistema bancario quebrantado en los últimos años, peleó por encontrar cualquier crecimiento doméstico aparte de la bien afinada máquina exportadora de Alemania. Como resultado, el crecimiento nominal (antes de la inflación) del PIB de la UE se mantuvo en el rango del 1-2%. Hoy en día, sin embargo, Europa está disfrutando de una espiral positiva de aumento del consumo, mejorando la inversión y caída del desempleo. Por otra parte, los beneficios empresariales se recuperan después de seis años de caída. En comparación con sus homólogos estadounidenses, los equipos gestores de las cotizadas en Europa suelen estar más centrados en el largo plazo. En términos generales, los balances europeos también están menos apalancados, y los líderes corporativos están generalmente decididos a hacer inversiones que mejoren la innovación y la productividad. Esto coloca a las empresas europeas en una buena posición para aprovechar los beneficios de sus estrategias corporativas a largo plazo. Como último catalizador, las divisas de Europa son baratas y atractivas. El dólar en Estados Unidos ha sido un refugio seguro para muchos de los inversores del mundo, pero su cenit puede estar al llegar. A pesar de Brexit, el euro y la libra esterlina parecen muy infravalorados. “Esperamos que los inversores mundiales gasten dólares estadounidenses “caros” para adquirir activos más atractivos, de mayor rendimiento y mejor invertidos en Europa, como lo demuestran varias olas de actividades de fusión y adquisición con empresas europeas”, concluyen.