Una vez que ya hemos arrancado el nuevo ejercicio toca analizar las claves en materia macroeconómica que pueden ser más importantes. Según los expertos del IEB, en conjunto, es probable que los gobiernos mantengan el gasto neto como una proporción del PIB en general sin cambios. La era de la austeridad en Europa ha terminado, […]
Dirigentes Digital
| 04 ene 2018
Una vez que ya hemos arrancado el nuevo ejercicio toca analizar las claves en materia macroeconómica que pueden ser más importantes. Según los expertos del IEB, en conjunto, es probable que los gobiernos mantengan el gasto neto como una proporción del PIB en general sin cambios. La era de la austeridad en Europa ha terminado, y los cambios en los impuestos en Estados Unidos podrían aumentar los déficits allí. De este modo, prevén “un déficit fiscal global del 2,9 % del PIB en 2018, bajando solo ligeramente del 3,0 % actual. Es probable que veamos una política monetaria más estricta en 2018”. Los bancos centrales han pasado casi una década comprando activos financieros en un intento de reducir las tasas de interés a largo plazo y aumentar el crecimiento económico y la inflación. Pero con el PIB global expandiéndose a su ritmo más rápido en seis años, muchos banqueros centrales creen que la economía es ahora lo suficientemente fuerte para empezar a retirar el estímulo. Es más que probable que “la Reserva Federal de Estados Unidos reduzca el tamaño de su balance en menos del 10 % a lo largo del año, y que aumente dos veces las tasas de interés”. El Banco Central Europeo (BCE) está comprando actualmente 60 mil millones de euros de activos financieros cada mes, pero “los reducirá a 30 mil millones mensuales de euros de enero a septiembre, y creemos que concluirá su programa de compra de activos a finales de año”. Para finales de 2018, el Banco de Japón (BoJ) será el único banco central importante que haya dejado de proporcionar estímulos monetarios a la economía global, y en los bancos centrales agregados habrá proveedores netos, en lugar de demandantes netos, de activos financieros por primera vez desde el inicio de la crisis financiera. En cualquier caso, “el alcance del endurecimiento será limitado“. El proceso de endurecimiento cuantitativo de la Fed reducirá el tamaño de su balance solo modestamente, y los balances generales del banco central mundial seguirán creciendo de forma global gracias al estímulo del BCE y del BoJ. Los banqueros centrales siguen siendo sensibles a los datos económicos. Solo buscan elevar las tasas de interés en respuesta a un crecimiento más robusto, y su posición podría interpretarse como un voto de confianza en la economía. Si el crecimiento global o la inflación “se ralentizaran de nuevo, o si los mercados financieros experimentaran una dislocación significativa, esperaríamos que los bancos centrales se movieran a una posición más fácil”. Es probable que la inflación permanezca contenida. A diferencia de las tasas de interés anteriores, “la mayoría de los bancos centrales no están bajo presión para reducir la inflación, que ha permanecido obstinadamente por debajo de los objetivos”. Si bien la política puede llegar a ser menos complaciente, “no hay necesidad de que se vuelva restrictiva”. Desde el punto de vista político, con Rusia y China reafirmando su presencia en la escena mundial, Corea del Norte desarrollando armas nucleares, la inestabilidad política en Oriente Medio, el Reino Unido negociando su salida de la UE, la mitad de legislatura en Estados Unidos y las elecciones en Italia, Brasil, México, Rusia y Malasia, “la escena política global se encuentra en un estado de incertidumbre que seguirá desarrollándose durante el año 2018“.