"A diferencia de Estados Unidos, donde primero se puso en marcha el fracking y luego se expidió la reglamentación, en Colombia trabajamos durante dos años con 24 expertos internacionales, especialmente reguladores de Norteamérica, para crear un marco regulatorio que permitiera hacer la actividad de manera responsable", declaró el viceministro de Energía, Orlando Cabrales, al comentar […]
Dirigentes Digital
| 15 sep 2014
"A diferencia de Estados Unidos, donde primero se puso en marcha el fracking y luego se expidió la reglamentación, en Colombia trabajamos durante dos años con 24 expertos internacionales, especialmente reguladores de Norteamérica, para crear un marco regulatorio que permitiera hacer la actividad de manera responsable", declaró el viceministro de Energía, Orlando Cabrales, al comentar la medida oficial.
Diversos informes indican que la técnica viene permitiendo a Estados Unidos producir más barriles de petróleo que Arabia Saudita, principal productor mundial de crudo. Tal desempeño ha llevado a algunos países a considerar ese modo de explotación como alternativa a la perforación tradicional.
No hay consenso, sin embargo, sobre los niveles de seguridad ambiental que la práctica conlleva, siendo aún materia de estudio las alertas de académicos y activistas en cuanto a la inestabilidad en suelos y la contaminación de acuíferos. En Colombia, el asunto conlleva implicaciones extra-energéticas: en marzo último, el vocero internacional de las Farc se había manifestado contra la adopción de la práctica, después que durante 2013 se registraran 259 ataques a tuberías en todo el país.
La motivación del debate, sin embargo, habría sido más política que ambiental, debido a que el vocero de la guerrilla reclamó al gobierno del presidente Juan Manuel Santos "una nueva política minera y energética con mayor participación de comunidades rurales, permitiendo la redistribución de los beneficios de la explotación petrolera entre las áreas campesinas", según citó en la oportunidad la división de energía de Interfax.
Agua
La fracturación hidráulica consiste en perforar la tierra y luego inyectar fluido (agua, arena y químicos) a muy alta presión, para fracturar rocas cargadas con hidrocarburos y liberar los mismos. Su aplicación fue adoptada en yacimientos no convencionales en Estados Unidos y Canadá, pero prohibida o colocada en moratoria en una veintena de países europeos, entre ellos Francia, Bulgaria, Holanda e Irlanda del Norte, provocando fuerte rechazo en otros países americanos, como Argentina, México y Brasi.
En pleno debate sobre la adopción de la medida en Colombia, la estatal de ese país, Ecopetrol, anunció la venta del 6,87% de su participación en la Empresa de Energía de Bogotá para invertir en la exploración de hidrocarburos en 2015.
Las primeras compañías en adoptar la modalidad allí podrían ser Exxon Mobil, Shell, Conoco Philips y Ecopetrol, anticipó el viceministro colombiano al comentar la aprobación. "Estoy convencido de que los riesgos están debidamente atendidos en materia de acuíferos, así como de sismos y de emision de gases", aseguró.
Otros países
En Argentina -donde el primer pozo de shale oil fue perforado por Repsol-YPF en junio de 2010- YPF anunció en agosto un acuerdo con Petronas (Malasia) por 550 millones de dólares para perforar 30 pozos no convencionales en el yacimiento Vaca Muerta a partir de 2015. Ya en 2013, la petrolera había suscripto otro convenio no convencional con Chevron, mediante el cual la norteamericana podrá exportar a partir de 2017 el 20% de la producción libre de impuestos.
En México, con la reciente apertura del sector energético y un mayor uso de la fracturación hidráulica para extraer gas shale, "se hace necesaria una regulación más estricta para la explotación, por lo que antes de que concluya el año ésta quedará lista", dijo Juan Carlos Zepeda, presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos.
En Brasil, décima mayor reserva mundial de shale, la primera licitación para uso de "fracking" fue abierta en noviembre de 2013, tras la aprobación del marco regulatorio en abril. La Agencia Nacional de Petróleo establece que el proyecto de exploración "deberá asegurar la integridad de todo el ciclo de vida del pozo, inclusive después de su abandono", entre otros requisitos.