No hay que mirar muy lejos para ver qué puede pasar en la política española. Todavía con un bloqueo de pactos entre los partidos para formar Gobierno, las similitudes con lo que pasó hace unos meses en Portugal. No en vano el dirigente socialista Pedro Sánchez, visitó ayer al primer ministro luso para compartir impresiones […]
Dirigentes Digital
| 07 ene 2016
No hay que mirar muy lejos para ver qué puede pasar en la política española. Todavía con un bloqueo de pactos entre los partidos para formar Gobierno, las similitudes con lo que pasó hace unos meses en Portugal. No en vano el dirigente socialista Pedro Sánchez, visitó ayer al primer ministro luso para compartir impresiones tras el 20D. El candidato socialista no ha descartado explorar un Gobierno izquierda si fracasa el PP, pese a las presiones de su propio partido.
Las elecciones lusas del pasado mes de octubre tuvieron un resultado parecido a las españolas. Los conservadores de Pedro Passos Coelho repitieron victoria, pero muy lejos de la mayoría absoluta. El sistema parlamentario portugués es prácticamente idéntico al español, el líder de derecha necesitaba el apoyo de otros grupos para poder formar Gobierno. Lo hizo, pero apenas duró dos semanas. El frente de izquierda liderado por los socialistas tumbó al Ejecutivo más breve de la democracia portuguesa y se ganaron el derecho a intentar formar Gobierno.
La experiencia portuguesa se puede repetir en España si el PSOE niega el apoyo al PP. El PS, el partido tradicional socialista, pactó con los emergentes Bloque de Izquierda (muy afín a Podemos) y el Partido Comunista (equiparable a la IU española) la investidura de un Gobierno socialista. Los socios no han entrado en el Ejecutivo pero son esenciales para la gobernabilidad del país.
La principal diferencia es que el acuerdo en la izquierda lusa ofrece una mayoría absoluta, pero en cambio en la aritmética española la suma de PSOE, Podemos e IU es insuficiente y debería adherirse partidos nacionalistas. Pese a ello, en Portugal no se espera que la legislatura sea larga por la debilidad del Gobierno socialista. Cualquier fricción con sus socios les puede dejar en minoría en el Parlamento y forzar su salida.
Hasta ahora Antonio Costa ya ha tenido que lidiar con varios momentos tensión en los pocos meses de Gobierno. El primero fue con las medidas antiausteridad que se comprometió en campaña. No hace ni un mes que aprobó una subida de pensiones, del salario mínimo y rebaja de impuestos, pero ha sido insuficiente para sus socios de investidura que provocaron una fuerte bronca política, pese a que finalmente votaron a favor del paquete.
El segundo ha sido a raíz del rescate a la entidad lusa Banif y provocó una fuerte crisis. El Estado ha inyectado 1.700 millones directamente y ha incluido otros 500 millones dentro de los presupuestos de este año para respaldar su venta. La rectificación de los presupuestos se realizó sin apoyó del Partido Comunista que votó en contra. El Gobierno socialista tuvo que recurrir al apoyo de los conservadores para aprobar los presupuestos y, por ende, el rescate bancario.
Y todo ello en apenas en dos meses de Gobierno. No se espera que el futuro del Ejecutivo de Costa sea muy largo. Los intereses de sus socios chocan con la disciplina financiera impuesta por Bruselas. De momento, el mercado, a pesar de las turbulencias chinas, mantiene la prima de riesgo por debajo de 200 puntos básicos. Tras la caída del Gobierno de Passos Coelho se disparó hasta los 223 puntos básicos el pasado 10 de noviembre.