La crisis ha producido numerosos cambios en las economía de todo el planeta. Pero esos cambios pueden ser más pronunciados si nos fijamos en la balanza comercial ya que los países deben ser flexibles para poder competir en una economía mundial abierta. Estados Unidos tampoco es una excepción. En base a esto, el servicio de […]
Dirigentes Digital
| 08 abr 2015
La crisis ha producido numerosos cambios en las economía de todo el planeta. Pero esos cambios pueden ser más pronunciados si nos fijamos en la balanza comercial ya que los países deben ser flexibles para poder competir en una economía mundial abierta. Estados Unidos tampoco es una excepción.
En base a esto, el servicio de estudios de BBVA Research ha elaborado un informe en el que detalla cómo ha cambiado la balanza comercial de Estados Unidos tras el paso por la crisis económica.
Entre los datos que destaca es que el comercio total de EEUU representa casi el 30% del PIB, pues seguimos siendo un importador neto de bienes pero un exportador neto de servicios.
Además, la entidad señala que "el déficit de productos no derivados del petróleo ha vuelto al máximo anterior a la crisis, mientras que persisten los desequilibrios mundiales, pero podemos ver un superávit en los productos derivados del petróleo en el futuro próximo".
La crisis, punto de inflexión
El economista Kim Fraser Chase, encargado del estudio, subraya que cuando la economía "crecía rápidamente durante la década de 2000, Estados Unidos tuvo que hacer frente a un gran déficit en cuenta corriente, mientras que otros países acumulaban grandes superávit".
Por otra parte, en su análisis destaca que "las preocupaciones fueron en aumento por la creciente tenencia de reservas de divisas por parte de China. Aunque esto puede que no haya sido provocado directamente por la crisis financiera de 2008, no hay duda de que ha jugado un papel en el proceso de ajuste a lo largo de la recuperación".
La flexibilización de la política monetaria también ha contribuido a crear un nuevo entorno que ha influido en la demanda a través de las fluctuaciones en los tipos de cambios entre las monedas.
La entidad señala que este nuevo escenario, donde la Reserva Federal (Fed) se prepara para subir los tipos de interés mientras el resto de bancos centrales aún siguen con tipos bajos, puede producir cambios en lo que hasta ahora era una situación en la que "las economías trataban de mantener valores de moneda favorables para apoyar el crecimiento impulsado por las exportaciones, con la depreciación competitiva como detonante de posibles guerras de divisas".
El dólar al alza y el precio del petróleo en niveles bajos "hace que las cosas sean particularmente difíciles para EEUU mientras nos esforzamos por convertirnos en una economía más orientada a las exportaciones".
Además, este escenario tendrá que ser debidamente analizado por las multinacionales estadounidense "que obtienen casi el 50% de sus ingresos de sus ventas en el extranjero".