En la tarde del domingo, tras conocerse la postura de Europa, que ha rechazado de manera unánime llegar a un acuerdo con Grecia después de que el primer ministro Alexis Tsipras haya convocado un referendum para discutir las peticiones del Eurogrupo, se reunía el Consejo de Estabilidad Financiera griego para analizar la situación del sistema bancario del país. En […]
Dirigentes Digital
| 28 jun 2015
En la tarde del domingo, tras conocerse la postura de Europa, que ha rechazado de manera unánime llegar a un acuerdo con Grecia después de que el primer ministro Alexis Tsipras haya convocado un referendum para discutir las peticiones del Eurogrupo, se reunía el Consejo de Estabilidad Financiera griego para analizar la situación del sistema bancario del país. En esta reunión participaron entre otros el ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, el viceministro Dimitris Mardas, el gobernador del Banco Central, Yanis Stournaras y el presidente de la Asociación griega de Bancos.
Varufakis,fue el primero en anunciar, en declaraciones a la BBC, que estaban estudiando si imponen controles de capital y cerrar los bancos en la jornada del lunes. Poco después, era el consejero delegado del Banco del Pireo, Anthimos Thomopoulos, el encargado de afirmar que los bancos griegos no abrirán este lunes, después de que los acreedores rechazaran la petición de Atenas de prorrogar el programa de rescate.
Ya a última hora de la tarde, era el primer ministro griego, Alexis Tsipras, quien anunciaba la puesta en marcha de medidas de control de capitales en todo el país, comenzando por el cierre provisional de los bancos a lo largo de todo el lunes.
En un discurso televisado, el primer ministro acusó al Banco Central Europeo de obligarle a tomar esta decisión. Tsipras ha realizado una llamada a la calma y ha garantizado la seguridad de los depósitos de los ciudadanos griegos. De igual modo, la bolsa griega también permanecerá cerrada a lo largo de todo el día de mañana, según fuentes de la agencia Reuters.
Europa dice ‘no’
Los ministros de Finanzas de los otros 18 países que comparten el euro se reunieron por primera vez sin Grecia el domingo y rotundamente rechazaron la petición del país heleno de extender un rescate hasta después del referendum del 5 de julio. Esta decisión, deja un escenario perfecto para que Atenas caiga en un default por la posibilidad de incumplir el martes un crucial pago al FMI.
Los 18 países se comprometieron según Reuters, a hacer lo que sea necesario para estabilizar el bloque monetario y dijeron que estaban en mejor posición que en el apogeo de la crisis de la zona euro vivida hace unos años. En una declaración formal, también instaron implícitamente a Grecia a imponer controles de capital para estabilizar su sistema bancario.
El rechazo de una extensión del rescate aumentó la gran presión que existe sobre los bancos griegos, que dependen de la ayuda del banco central para mantenerse a flote.
Durante este fin de semana se han formado largas filas frente a los cajeros automáticos mientras la gente se apresuraba a retirar su dinero. Después de su sorpresiva decisión de llamar a un referendum sobre el plan de rescate, Atenas pidió una extensión del programa de rescate de Grecia más allá del martes, el día en que debe pagar 1.600 millones de euros al Fondo Monetario Internacional o caerá en una cesación de pagos.
Sin embargo, los otros 18 miembros de la zona euro rechazaron por unanimidad la solicitud, congelando nuevas conversaciones entre Grecia y el Banco Central Europeo y el FMI sobre cómo lidiar con las consecuencias de un hecho histórico en los 16 años del euro. El rechazo rápido fue una demostración sorprendente del grado de molestia que hay con Tsipras en el bloque monetario por un anuncio que puso fin a cinco meses de negociaciones intensas.
"El actual acuerdo de asistencia financiera con Grecia expirará el 30 de junio de 2015, así como todos los acuerdos relacionados con el programa griego", dijo el Eurogrupo de ministros de Finanzas. El ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, afirmó por su parte que la negativa a proporcionar una extensión "sin duda daña la credibilidad del Eurogrupo como una unión democrática". "Tengo mucho miedo que el daño será permanente", sostuvo.
El Parlamento griego se reunió el domingo para aprobar el referendum, aunque partidos de oposición proeuropeos se unieron en condenar la decisión y alimentaron la especulación de que el Gobierno izquierdista de Tsipras pueda tener que renunciar si los votantes respaldan el plan de rescate el 5 de julio.
La oferta de los acreedores exige a Grecia que recorte las pensiones y aumente los impuestos, algo que Tsipras ha sostenido durante mucho tiempo profundizaría una de las peores crisis económicas de los tiempos modernos en un país donde una cuarta parte de la fuerza laboral está desempleada.
Atrapados entre los temores de un colapso económico y las demandas de los acreedores internacionales, unos sondeos de opinión dados a conocer el sábado apuntaban a que una mayoría de los griegos está a favor de aceptar los términos del rescate.
Preguntas en el aire
Muchas preguntas quedaban en el aire sobre el referendum, que fue convocado para aprobar los términos de una oferta de rescate que quizá ya no esté sobre la mesa. Pero ante los crecientes temores de que los cimientos de la zona euro podrían verse duramente debilitados si Grecia se viera obligada a salir del bloque, el ministro de Finanzas de Francia, Michel Sapin, insistió que París, al menos, seguía dispuesto a dialogar.
"Los 18 países, además de Grecia, dijeron claramente que Grecia estaba en el euro y que debiese permanecer en el euro cualquiera sean las dificultades del momento", dijo Sapin.
Aunque funcionarios europeos han insistido repetidamente que los cortafuegos financieros construidos durante la crisis de deuda de la zona euro limitaría el impacto de cualquier salida de Grecia, los efectos a largo plazo son completamente desconocidos. Jeroen Dijsselbloem, ministro de Finanzas de Holanda y presidente del Eurogrupo, dijo que los legisladores griegos deberían pensar si el referendum es prudente antes de acceder a realizarlo. Subrayando la incomprensión mutua que ha marcado meses de duros intercambios entre el gobierno liderado por el partido Syriza y sus socios europeos, Varoufakis aún tiene esperanzas de llegar a acuerdo.
"En estos momentos cruciales, el gobierno griego está luchando para que haya un acuerdo de último minuto para el martes", dijo Varoufakis después de que la zona euro rechazara más conversaciones y dijera que cortaría el apoyo financiero el 30 de junio. El ministro de Finanzas griego agregó que el Gobierno estaría dispuesto a recomendar que los votantes respaldaran el acuerdo si los prestamistas decidían mejorar los términos.
Los jefes de Finanzas de la zona euro se reunieron en Bruselas para lo que se anticipaba como la negociación final para alcanzar un acuerdo. Pero después de verse sorprendidos por el anuncio de que Tsipras rechazaba su oferta y convocaba a los votantes después de la fecha límite del martes, los ministros dijeron que seguían evaluando un "Plan B", por ejemplo cómo limitar el daño de una cesación de pagos. "No tenemos ninguna base para futuras negociaciones", dijo el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, antes de la reunión.
Posibles escenarios
Llegados a este punto que un acuerdo entre ambas partes es prácticamente imposible, se abre un abanico de posibilidades para que Grecia evite la quiebra y se complique su existencia dentro del euro. Una de las posibilidades es prolongar de nuevo el rescate durante cuatro meses más para cerrar su salida limpia y se pueda abordar un nuevo rescate. Otra sería permitir al Gobierno acceder a los fondos de recapitalización aún disponibles de los bancos, aunque cada vez queda menos con el actual ritmo de fuga de depósito.
También existiría la posibilidad de que el BCE abriera el mercado de deuda para financiarse a corto plazo. Más allá del 30 junio, Grecia entrará en un "territorio desconocido" como lo describió hace unas semanas el presidente del BCE, Mario Draghi. Incluso el FMI podría jugar a darle tiempo a Grecia para salir de su segundo rescate si acepta retrasar el pago. La propia institución ya indicó que no hacerlo no implicaría un default automático. Sin embargo, las consecuencias pueden ser desastrosas para la economía helena con un incremento de la salida de capitales acercando la posibilidad del temido corralito.